miércoles, 14 de diciembre de 2011

Llorarte es bueno



Ya he llorado

hasta sentirme viva

Me he comido de dolor

hasta los dientes

Llorarte, sí

pero lamiendo el mundo

Amarte, sí

y llorar de amor por eso

Llorar sin religión

sobre una biblia de lágrimas

He pensado demasiado

en lo que te falta

y me sobra

Lloro sin querer,

como si hubiesen motivos

De cabeza,

tengo perlas en la frente

Llorarte entre la gente,

hacerlo a solas

como un cuervo viudo

disecado

Hacer el Kamasutra

de los llantos

sobre una balsa de sollozos

encallados

Llorarte en rebelión,

en sumisión,

en bolas,

como en la maratón

del desamparo

Me río

y llueven recuerdos

de mis ojos

Tú lloras

como un porrito abandonado

Me hace llorar el humo

pero prefiero fumarte

Fumarte

mientras lloro un cigarrillo

Reír es mejor

reír contigo

pero si no hay remedio

lloremos juntos.

Sabeli Ceballos Franco

domingo, 27 de noviembre de 2011

Tengo miedo



Tengo miedo de seguir caminando y que de plano un día no me alcances.
Volver la mirada, no encontrar tus ojos.
Correr sin rumbo hasta cansarme.
Tener ganas de beber agua.
Sentir una boca.
Perderme, para ver si me encuentras y me detienes y me das agua de tus labios.
Llorar. Dar brincos.
Subirse a la escalera, bajarse de las nubes. De golpe. Sin miedo.
A brazos abiertos, que no necesitas.
Dar pequeños saltos, para elevarme un segundo y ser etérea.
Como bajo tus manos. Y no extrañarte.
JD

miércoles, 26 de octubre de 2011

ROMANZA DEL AMOR RARO




Ella huye de mis manos mariposa nocturna
aletea desnuda al borde del sillón.
Ella nunca fue mía
antes fue de su madre y sus amigas
antes fue de la patria y esas lejanas tierras exquisitas.
Inventó otros amores fue feliz
compartiendo el rumor pausado de otras lenguas
y ciertas explosiones en la mañana bélica.
Entonces tampoco ella era mía
era de la aventura cercana de la muerte
y de otras aventuras más cercanas.
Ella nunca fue mía y sin embargo
quizás nadie fue mía como ella
ni yo tuve insistencia más rara que su amor.
Porque arqueaba su espalda y yo resplandecía
me tragaba su lengua dentelleaba.
En las tardes ardientes aún sueño nuestros cuerpos
el humo del cigarro
el rocío final
y entonces sé que ella fue mía a su manera
y eso basta.

ODETTE ALONSO YODÚ
(Santiago de Cuba, 1964)

jueves, 6 de octubre de 2011

El amor no existe...tu si






Entre un centenar de personas unos ojos buscan otros ojos y cuando hacen contacto, las otras noventa y nueve personas desaparecen.

En el cine una cabeza busca un hombro y durante ese segundo tiene la certeza de que no hay mejor lugar en el mundo.

Una mano dormida, busca a otra mano dormida aunque las dos duerman su propio sueño.

Un gesto, una mueca, un ademán, característico y único en el otro, se convierten en el detonante automático de una sonrisa propia.

El mejor tratamiento y la mejor medicina, es saber que su mano, sus ojos y su silencio te acompañan mientras tu dormitas.

Una noche de navidad o un cumpleaños no existen sin un abrazo y una voz en específico.

Unos dedos que se enredan en el cabello, son el mejor somnifero para la noche de los miedos.

...si el amor se acaba, o cambia, o se cansa, no importa, porque existes en el instante en el que tu orgasmo se derrama sobre mi vientre y son mis brazos los que te regresan a la superficie de la vida...

JD

lunes, 5 de septiembre de 2011

Tomo café...



Tu recuerdo o mi añoranza de ti, es temporal. Cada dia me llueves unas horas. a eso de las seis de la tarde caes sobre mis hombros en gotas, resbalas tibiamente o me golpeas la cara. A veces abro la boca y me trago alguna tarde a tu lado, o un café, o un suspiro, gotas de ti....

JD

sábado, 9 de julio de 2011

Regreso



Dice Chavela Vargas que “uno vuelve siempre a los mismos sitios donde amo la vida”. Yo lo creo, a ella le creo casi todo, incluso aquello de que “Colima es el mejor estado” seguramente ella amo aquí la vida, yo también lo hice. Pero además de eso me gustan sus calles, sus días lluviosos, sus parotas y sus camellones llenos de mangos, limones, guayabas y otras frutas que realmente se caen de los árboles regalándose a la gente. Me pregunto entonces ¿yo a donde regreso? A todos lados y a ninguno. Como Isabel Allende, creo yo, que tengo mi país inventado, ese que llevo en el alma, en el vientre, entre los huesos, ese que construyo de nostalgias y recuerdos, de tus ojos a través de la gente, de un atardecer sobre la arena, de la canción de lleva sus manos de paloma escondidas, del poema que leí desnuda sobre un hombro, del olor del cabello de mi madre, del sonido de mis pasos en una central de autobuses, del aroma del incienso, del silencio de mi casa, de una boca, de una piel, de una espalda, del sonido del mar, de la textura que deja en los labios un trago de vino tinto. Regreso a esas pequeñas cosas entonces, esas en las que amo la vida, cosas comunes y simples, únicas. A esas que son intemporales, inubicables.
Yo por eso amo la vida siempre, incluso los lunes…

JD

sábado, 2 de julio de 2011

AMIGAS




Tenia quince años y tenia una amiga. Fue la persona mas constante en mi vida. Fuimos amigas. Nos queríamos por la simple razón de existir y porque ambas éramos extrañas y nadie más nos aguantaba. Hacíamos cosas simples y como todas las quinceañeras pensábamos que eran importantes. Leíamos poesía y escuchábamos música, íbamos a bailar y veíamos películas. Nos contábamos los planes y las dudas. Resolvíamos problemas de matemáticas y problemas de amor, nos acompañamos un tramo en el camino de la vida. Después crecimos y cada quien tomó su rumbo, sin embargo aun recuerdo aquellos días con un buen sabor de boca. Hoy, que ya no tengo quince años y que mis problemas a resolver van más allá de una ecuación matemática, se que las amigas son imprescindibles. Yo no tengo muchas, pero las que tengo valen por mil, son mis compañeras de lucha, mi apoyo constante, los referentes femeninos que me impulsan a seguir. Mis amigas son simples, no han ganado premios internacionales, ni son famosas, ni millonarias, pero son únicas, son fuertes, son inteligentes y bellas en mas de algún sentido, pero sobre todo son parte de mi tribu, comparten conmigo la marca de la hembra. Mis amigas no son buenas, ni malas, mis amigas son. Y se enfrentan con la misma fuerza a domar su cabello a las 8 de la mañana que a las pataletas de un niño de 3 años que no quiere ponerse los zapatos. Tienen la paciencia para escuchar las historias de siempre y la impaciencia de levantar el teléfono e invitar al amor a su casa. Se sienten igual de bellas en un vestido de noche que en la pijama un domingo a las 10 de la mañana y pueden hacer que una lonchera se convierta en el cofre de un pirata y que una llamada a kilómetros de distancia se convierta en el abrazo mas fuerte. Mis amigas rien, lloran, se caen y se levantan, son mujeres de carne y hueso que sienten desde y con el vientre, la cabeza y el corazón. No siempre estamos de acuerdo, pero siempre estamos, nos tendemos una mano, un par de zapatos y un consejo. Mis amigas no juzgan, no indagan, no exigen. Mis amigas se enfrentan con los dos pies a la vida y con las dos manos al amor. Hoy brindo por ellas, por las mujeres que me acompañan, por quienes me saben y me quieren, por el respeto mutuo, por la risa compartida, pero sobretodo por el privilegio que tengo de ser su amiga.
JD

miércoles, 29 de junio de 2011

Travesia



Tuve que cruzar ese puente llena de miedo, ponerme el uniforme, escaparme al mar, lejos, ahí no podía encontrarte, anclarme en un puerto, besar dos o tres espaldas, buscarte sin saberlo, enamorarme y romperme el corazón, juntar los pedacitos, usar resistol para unirlo, echarle dos o tres puntadas a las orillas para que lo encontraras mas o menos en forma y no te espantaras tanto.
Tuve que aprender a ser paciente, a cocinar al menos un platillo con el cual sorprenderte, dos canciones cursis para cuando fuese necesario y algunas otras mañas de supervivencia. Anduve sobre la tierra, sobre el asfalto y también sobre las nubes. Vencí mi miedo a la oscuridad y a las arañas, a perderme en la bruma de mis pensamientos, a olvidarte. Leí algunos libros para serte interesante, vi algunas películas, algunas obras de teatro, fui a tres conciertos. Domé a varios de mis demonios, cambié mis malos hábitos, aprendí a peinarme.
En pocas palabras trabajé como una loca para ser lo suficiente para ti. Pero un día mientras te esperaba, alguien me sonrió y me dijo que era linda, así como soy y todo fue distinto.
JD

jueves, 2 de junio de 2011

Mordaz

Es agravio tocar a Violeta.
Tender un puente. Comunicarse.
Valdria más cerrar los ojos, quedarse con las ganas.
No construir un camino de ida y vuelta, de una a otra orilla, de su piel a la mia, de sus ojos a mis ganas.
Tender un puente es saberse el camino de regreso.
Y al amor... debe caminarse como ciego: sin salvedades.
Irse agarrando temeroso es un acto de corbardes.
Por eso tocar a Violeta es un acto mordaz, un acto suicida, pero es esa, la única manera de amarla, de amarse.
Sólo asi es posible tocar en realidad sus ganas, es decir, la otra orilla.
JD

martes, 17 de mayo de 2011

17 de mayo



Hoy es el día en el que se celebra que la homosexualidad no es una enfermedad mental. ¿Festejamos?



Yo diría mejor que digamos no a las etiquetas, yo soy yo y eso ya es mucho como para ponerse o no un sombrero....


Aqui les dejo este texto que me encontré por ahi...




Yo soy
Yo soy el niño que nunca terminó la secundaria, porque me llamaban todos los días MARICA.

Yo soy el niño atado a una valla, igual a una pulpa sanguinolenta y que dejan morir, ya que dos hombres heterosexuales querían "darme una lección".

Yo soy la chica expulsada de su casa porque le confié a mi madre que soy lesbiana.

Soy la prostituta trabajando en las calles porque nadie quiere contratar a una mujer transexual.

Yo soy la hermana que sostiene a su hermano gay a través del doloroso proceso, lleno de lágrimas en las noches.

Somos los padres que enterraron a su hija mucho antes de su tiempo.

Yo soy el hombre que murió solo en el hospital porque no dejaba entrar a mi pareja de veintisiete años en la habitación.

Yo soy el hijo en adopción que se despierta con las pesadillas de ser quitado de las dos madres que son la única familia amorosa que he tenido. Me gustaría que me pudieran adoptar.

Yo soy uno de los afortunados, supongo. He sobrevivido al ataque que me dejó en coma durante tres semanas, y en otro año probablemente seré capaz de volver a caminar.

Yo no soy uno de los afortunados. Me maté unas semanas antes de graduarse de secundaria. Era simplemente demasiado que soportar.

Somos la pareja que tenía el agente de bienes raíces que nos colgó el teléfono cuando se enteró que queríamos alquilar un dormitorio para dos hombres.

Yo soy la persona que nunca sabe qué baño debo usar si quiero evitar que el gerente me despida.

Yo soy la madre que no se le permite incluso visitar a los niños que pario, los cuido, y crió. El tribunal dice que soy una madre inepta porque ahora vivo con otra mujer.

Yo soy la sobreviviente de violencia doméstica que encontró el sistema de apoyo, que de pronto se mostro frío y distante cuando se enteraron que mi pareja abusiva es también una mujer.

Yo soy el sobreviviente de violencia doméstica que no tiene sistema de apoyo a su vez porque soy hombre.

Yo soy el padre que nunca ha abrazado a su hijo porque crecí con miedo de mostrar afecto a otros hombres.

Yo soy la profesora de economía doméstica que siempre quiso enseñar gimnasia hasta que alguien me dijo que sólo las lesbianas hacen eso.

Yo soy el hombre que murió cuando la ambulancia detuvo el tratamiento tan pronto como se dieron cuenta de que era un transexual.

Yo soy la persona que se siente culpable porque creo que podría ser una persona mucho mejor si no siempre tengo que tratar con la sociedad que me odia.

Yo soy el hombre que dejó de asistir a la iglesia, no porque yo no creo, pero debido a que cerraron sus puertas a los de mi clase.

Yo soy la persona que tiene que ocultar lo que este mundo necesita más amor.

Yo soy la persona que tiene miedo de decirle a sus padres cristianos que ama a otro hombre.

Yo soy la chica que ama a su mejor amiga, pero tiene miedo de hacerle saber.
Yo soy la que tiene vergüenza de decirle a mis amigos que soy lesbiana, porque constantemente se burlan de ellas.
Yo soy la bisexual que tiene miedo a salir del armario por que sus padres no aceptarían a otro miembro gay de la familia.

El amor no debe ser restringido por nada, y menos aún por, edad, religión, raza o género. Si tienes la suerte de encontrar el amor ¿por qué dejar estas cosas interfieran en el camino? Las personas que son homofóbicas sólo tienen miedo de las cosas que son diferentes

lunes, 16 de mayo de 2011

La enrosada



A los muertos se les respeta, aun más que a los vivos, finalmente ellos ya no tienen mucho para defenderse. Los mexicanos tenemos una relación complicada con la muerte, la veneramos, la lloramos, la respetamos y le hacemos fiesta. Juventino Rosas, es uno de los cuarenta y seis municipios de Guanajuato. Santa Cruz de Juventino Rosas es la cabecera municipal de ciento cincuenta y ocho localidades, en su mayoría agrícolas y ganaderas. La gente “baja” cada domingo a misa, a comprar cosas en el mercado: frutas, verduras, macetas de cerámica, cuerdas para la charrería, fuetes y cuartas para amansar a los caballos, los hombres compran vestidos bordados para sus mujeres y ellas con un beso añadido les piden servilletas para bordar, hilos de colores y si es posible unos nuevos zapatos para ir a misa. Al pequeño pueblo lo rodean San Miguel de Allende, Villagrán, Comonfort y Celaya. Y aunque no tenga las grandes construcciones barrocas y las calles empedradas, esconde celosamente arroyos y presas que se convierten en refugio de niños en verano y amores escondidos por las noches, pero sobretodo es un pueblo orgulloso de su música, el famoso vals “Sobre las olas” fue creado por uno de los hijos pródigos del pueblo.
En Juventino Rosas el día de muertos se celebra el 2 de noviembre como en todo México, pero aquí empieza la fiesta empieza con la ceremonia de “la enrosada” una noche antes. Mi madre y yo vamos a participar de esta ceremonia, por eso me pide que me vista de negro y que no me preocupe “los muertos no van a hacernos nada- me dice- nosotras vamos a rezar por ellos”. Antes de irnos al cementerio tenemos que pasar por el mercado, compramos siete velas de cebo en el puesto de Doña Esther y un ramo de rosas con Don Tino, que vende más barato que doña Trini, dice mi madre. Llegamos a la iglesia de la Santa Cruz, una hermosa construcción de cantera rosa, que tiene una fuente y una cruz que a esta hora ya están adornadas con flores. A las siete de la noche, empieza la misa, todo el pueblo está reunido y escuchamos las palabras del sacerdote en silencio, con la cabeza agachada y los recuerdos de nuestros muertos a flor de piel. Nos habla de la resignación a la muerte, del perdón y de la prometida vida eterna.




Ahora inicia la caminata.




La noche ha caído, el ambiente se impregna de olor a incienso y flores y del aroma del dolor, la pena y el luto que nos ha caído a todos, aunque algunos como yo, no tengamos algún muerto que llorar en estas tumbas. Salimos de la iglesia guiados por el padre. Sólo nos ilumina la luna y la temblorosa flama del cirio que el padre lleva en sus manos. Los cantos son tristes, se escucha el murmullo de los rezos, de las lágrimas tragadas y los silencios forzados. Nos detenemos en medio de las tumbas, el padre inicia un salmo responsorial y todos contestamos al unísono. Encendemos nuestras velas y seguimos caminando, despacio, como si los pecados de todos nos pesaran al mismo tiempo, la noche crea un escenario lúgubre, yo tengo miedo, el olor empieza a marearme y está demasiado oscuro, pero mi madre me toma de la mano me guía por entre los pequeños pasillos, me explica que debo elegir siete tumbas, las que yo quiera, las que sienta que necesitan una luz. Levanto la vista para leer las lápidas, nombres y fechas se agolpan en mi cabeza “Luis Gómez, amado padre, Filomena Pérez, amoroso recuerdo de su sus hijos”, yo elijo tumbas lastimadas, abandonadas, aquellas a las que el tiempo les ha roto el concreto, aquellas con las cruces desvencijadas, aquellas que no tienen flores y coloco apachurrando con los dedos las base de una de las siete velas que tiemblan en mis manos. Dejo una de las flores y sigo buscando. A lo lejos sombras negras se detienen en las tumbas, pequeñas luces son depositadas. Cada una de las personas que estamos aquí debemos elegir siete tumbas distintas, dejar una flor, una vela, pedir por su alma. Damos una ofrenda, esperando que algún día algún día ponga sobre nuestra tumba una luz, una rosa.
JD




lunes, 9 de mayo de 2011

Mamá



Mi madre no es sólo mi madre, también lo es de mi hermana y es para cada una de nosotras una persona totalmente distinta, pero más que eso mi madre es una mujer, que vive, siente y entiende desde su propia esquina. Mi madre no es mi amiga es mucho más que eso: es mi mamá, por eso es mi primer referente femenino, mi apoyo incondicional, el rezo más fuerte, el abrazo más reconfortante, mi cómplice, mi porra más animada, el regaño más sentido, las palabras más fuertes, pero sobre todo, las alas más grandes. Ella me ha dejado ser (lo que sea que soy) aún a pesar y en contra de ella, me ha dejado caer y me ha dado razones para levantarme, me ha dado su opinión sin interferir en mis decisiones, me ha visto llorar hasta desgañitarme sin jamás decirme “te lo dije”, ella entiende que tengo que ir por la vida con mis propios pasos, por eso entiendo que me ama no solo porque soy su hija (eso puede hacerlo cualquiera), sino por la mujer en que me he convertido, me respeta y eso hace mas fuerte nuestro vínculo. Hemos pasado juntas muchas cosas, me enseñó a usar los cubiertos correctamente, a no llorar en la puerta del jardín de niños, a decir con permiso, por favor y gracias, a atarme las cuerdas de los zapatos, a entrar a una fiesta infantil sola, a pedir un corte de cabello en la estética, a andar en tacones altos, a rechazar un ramo de flores, a hacerme cargo de mi misma, a pedir disculpas, pero sobretodo a ser quien soy. Gracias ma!!!
Te amo.
Atentamente: Mafalda, arañita, bananita, Jus, osea yo….

sábado, 7 de mayo de 2011

Escribo por necesidad...




...algo tiene uno que hacer con los dedos, si no es posible que toquen tu piel...
JD

lunes, 2 de mayo de 2011

Sin brújula



Dice Esther Seligson que " a la intemperie sólo estrellas no existen brújulas" yo digo que quiza por eso nos perdimos, porque nos besábamos con los ojos cerrados, a manos abiertas y nos hundíamos en las bocas...sin brújula...



JD

martes, 26 de abril de 2011

Miau



Ser un gato abandonado es demasiado doloroso.
Pues aún me quedan cinco vidas para extrañarte y sufrir tu ausencia.
Qué bueno que te conocí hace dos y no la noche en que conocí a mis cuatro hermanos.
JD

jueves, 31 de marzo de 2011

Kadin


Tengo una maquina de morder cosas en mi casa. Zapatos, ropa, sillas, todo le es interesante. Pero respeta los libros y las plantas. A veces se me queda mirando mientras escribo, me avienta un ruido que no alcanza a ser ladrido y al ver mi negativa de subirlo a mis piernas, suspira y se tira panza al piso. A cambio de eso le leo en voz alta, creo que le gusta, se acurruca conmigo y se queda quieto como si entendiera los versos, cuando son tristes y se me quiebra la voz, levanta la cabeza como dándome ánimos y vuelve a acurrucarse. Me acompaña. Hacemos varias cosas juntos, el domingo por ejemplo, fuimos al parque, aún le tiene miedo a todo, a la gente y a las motocicletas, como yo, pero compramos una nieve de vainilla que nos hizo más llevadero el paseo y volvimos a casa con la satisfacción enorme de salir al mundo, de alejarnos de estas cuatro paredes que nos protegen y nos aíslan. Kadin tiene la nariz fría y desconfía de los escalones, a veces se queda atorado con dos patas en un nivel y dos patas en otro, llora y se queja, luego agarra valor y sigue, por eso creo que se parece a mi, yo a veces también me atoro y chillo y grito y alguna fuerza me impulsa a seguir, el tiene tres meses y yo treinta años, pero somos amigos y nos entendemos bien. Me gusta saberlo en casa, supongo que a el también, porque cuando me ausento, me perdona la lejanía, me recibe brincando y volvemos a empezar.

JD

jueves, 17 de marzo de 2011

Amanecí triste

Amanecí triste… Por eso me escondo, por eso me muevo despacio y me busco frente al espejo, pero no estoy ahí. Sólo veo dos ojos, una boca, las arrugas y el nacimiento del cabello, pero yo no estoy. Amanecí en cámara lenta, me subí al día porque tenía que hacerlo y tomé café, me puse a pensar en lo que sucede afuera, en la vida que no alcanzo a tocar ni aunque me pare de puntitas, después por supuesto me puse a pensar en tus besos, en las extrañas ganas con las que amanecí hoy de tener un hombro para acurrucarme o cinco dedos que se enreden en mi cabello. Debe ser porque amanecí triste, azulada, si no fuese así no pensaría estas cosas, es decir no tendría porque andarme escondiendo bajo las cobijas, cerrando los ojos para que desaparezca todo o quizá para ver si encuentro algo mejor que el techo blanco. Pero no es mala la tristeza, sólo es otro estado emocional y hace mucho que dejé de luchar con los míos, la tristeza en específico es como una amiga callada, me mira desde el otro lado de la habitación, me clava sus ojos llorosos y me avienta una mueca como diciendo “Ya llegué”, se me pega como sombra y ahí andamos todo el día, acuosas, calladas, abrazadas a la almohada y a los recuerdos, nostalgiándonos descoloridas. A veces siento que la tristeza me besa la frente a modo de despedida, su boca fría en mi piel parece decirme: “Nos vemos pronto” y entonces cae un silencio lento sobre mi cabeza y una calidez me recorre la piel. Y vuelvo a empezar, otra vez en mi aparece el mundo, la gente, los helados de vainilla, los zapatos de tacón y las estrellas.

Pero hoy amanecí triste…
JD

martes, 15 de marzo de 2011

Lloremos

Puede suceder frente a la pantalla de televisión, otras veces en la oscuridad del cine, quizá caminando mientras llueve o tal vez mientras discutimos por las cosas más estúpidas (como si discutiéramos por cosas importantes, jajajaja). Así sin más ni mas, las lágrimas se me escapan de los ojos sin que pueda detenerlas. Me pregunto porque lloramos, porque cuando una emoción se desborda, gotas de agua nos brincan de los ojos. A veces me dan temporadas lagrimales, como una temporada de lluvias personal, por ejemplo puedo llorar en una boda, justo en el “Acepto”, o también cuando veo una escena tierna, o cuando mi madre me dice que me quiere, supongo que uso esas emociones externas para expiar las mías. Por cobarde claro. Seguramente muchas veces lloramos por las cosas de adentro, esas que no entendemos, que ni siquiera conocemos, pero que están ahí, enterradas, bajo un candado con mil llaves y entonces, cuando alguien se va, cuando alguien regresa y es políticamente correcto llorar, aprovechamos, pero no lloramos por el “otro” lloramos por nosotros mismos. Quizá por eso tú te enojabas cuando yo lloraba y me decías ¿Por qué lloras? y yo te decía “No se”. Era verdad, no lo sabía, supongo que no lloraba por un nosotros, sino por un yo que se estaba desvaneciendo, que se iba enfrentando con algo doloroso, con otra despedida, con otra ausencia, lloraba por mi, por que algún “crack” se había hecho presente otra vez. Al final creo, que lloramos porque es necesario, porque las emociones buenas o malas no tienen muchas opciones para manifestarse, lloramos para liberarnos, para recuperarnos, porque somos un rio contenido. Yo a veces lloro por nada, porque tengo ganas y me pongo a leer poesía, o veo una película triste triste para tener el pretexto necesario y llorarme o llorarte, según sea el caso. A veces lloro de emoción, de nervios, de coraje, a veces es solo la conciencia de estar viva la que me desborda y entonces después del limbo del orgasmo una gotita se me escurre por la mejilla, porque estoy viva, porque siento y estoy aquí regresando de la muerte que solo sucede volando entre otros brazos. Lloremos.
JD

lunes, 14 de marzo de 2011

La hora del café

Supe que lo de “nosotros” iba en serio cuando me trajo la taza de café con dos de azúcar y poca crema. Esa simple receta única y personal sabida por el “otro” es la evidencia perfecta de una complicidad entre dos. Tomar café siempre ha sido un buen pretexto para muchas cosas: para estar sólo, para hablar con otro, para descubrirnos, para dejar de soñar. El aroma, el color y la textura del café nos seduce, nos da un espacio único que invita al disfrute, a la plática, a la confidencia. El café produce una magia que no sucede con el vino, con el agua, con la taza de té. Es una bebida única, amarga y pasional, quizá por eso no nos sorprende que Ernest Descals plasme en varias de sus obras imágenes de cafeterías europeas. Los salones amplios, las paredes vestidas de madera, dos o tres personas que buscan un espacio para disfrutar de un café mientras la luz se va metiendo por las rendijas y los minutos se escapan tranquilamente. Un hombre solo toma un café y puede poner en orden sus ideas, recordar su infancia o las ilusiones que se quedaron colgadas, dos mujeres frente a una taza de café pueden descubrirse, encontrar el reflejo femenino que las confronta consigo mismas, reacomodar sus mundos, compartir y compartirse.
¿Vamos a tomar un café? Puede ser la pregunta más esperada por un amante ansioso, el pretexto perfecto para una primera cita, el centro humeante de un negocio importante pero también puede ser el antecedente a una despedida, la solemne bebida de un velorio, el remedio mas aludido para las noches en vela o la evidencia de que me quieres. La pequeña fruta roja, esconde en su semilla el detonante de las pasiones humanas, tostada por el sol o por el fuego nos transmite ese calor interno que nos cobija en las noches de frio, su color nos recuerda la noche y su enigma.
Por eso en la mañana mientras tu lees tu periódico y yo peleo con los botones de la blusa, cuando mi amiga me cuenta del nuevo tapiz de su recámara o cuando me alejo a pensarme, no hay nada mejor para acompañarse que un café, tan amargo y dulce como la vida misma.
JD

sábado, 5 de marzo de 2011

Gato


Antes de las cruces y los círculos lo nuestro era perfecto.
Teníamos acuerdos: fuimos justos en el uso de los columpios, compartimos las galletas y las palitas en el arenero. Pero cuatro líneas entrecruzadas nos hicieron contrincantes. Crayola en mano, frente a frente, mi cruz seguida de su círculo nos descubrió enemigos sobre el tablero de papel compartido. Han pasado treinta años, yo sigo con mi cruz, él con su círculo.
¿Quién dijo que jugar al “gato” es inofensivo?
JD

jueves, 24 de febrero de 2011

Sería bueno...


Seria bueno un día amanecer y no recordarte. No pensar por ejemplo, que haces falta en el café de la mañana. Sería bueno que mi día transcurriera sin buscar tu nombre o que escucharlo me fuese tan trivial como cualquier otro, como el nombre de un desconocido y no como la palabra que me lleva inmediatamente a sensaciones y lugares. Sería bueno andar la tarde sola y encontrarte, decirte: hola y que sonrieras por educación y enamorarme, o conocerte en un bar lleno de humo y lanzarte un ¿Bailamos? y que dijeras que si o tal vez algo más simple, como invitarte un café a la salida de un cine, contarnos las historias, quedar para otro día, pasarnos los teléfonos. Tender una línea de comunicación. Entonces me conocerías ahora, a esta, la de hoy y quizá podrías quererme como soy y no añorar lo que fui. Quizá yo sería mejor para ti y tú mejor para mi, o quizá seriamos algo que no fuimos, algo que no podemos ser. Pero algo mejor para los dos extremos. Y no esta madeja de recuerdos y castillos en el aire que se rompen al mencionarse. Me gustaría encontrarte hoy o mañana, cuando ya he aprendido muchas cosas o al menos algunas que hubieran evitado la catástrofe, quisiera que fueses mi segundo amor (al que se le quiere mejor) y no el primero (al que se le quiere mas), porque entonces todo sería mas fácil. Y yo no andaría como ahora buscando en mi bolsillo dos explicaciones para mi existencia o tratando de sacar las culpas del cajón. Sería bueno amarte con la tranquilidad de mis treinta, abrirte el vagón de mis recuerdos sin que te suenen a pasado, contarte mis aventuras de los veintes y mis travesuras de la infancia. Reconocerme frente a ti Sería bueno chocar en una calle, mirarnos, encontrarnos y dejarnos caer otra vez por vez primera. Yo saltaría al vacio por tu mirada ¿y tu?

JD

jueves, 3 de febrero de 2011

Días



Las sirenas desaparecen.
Me devuelven los jueves que olvidé el año pasado.
Se me esconden los poemas.
A la niña le gustan las estrellas.
Rezo.
He olvidado las banquetas, Horacio me lleva.
Camino y sonreímos.
Aprendo palabras nuevas, pero no escribo.
Ya no hay más alevosías, todo es claro, directo.
Los orgasmos son silenciosos.
A los domingos les caben cien horas.
Ya no hay constantes en mi vida.
Voy al teatro.
Regreso al mar, que no es el mío.
Tejo historias, remiendo heridas.
Bebo vino de tu boca.
Nadie compra carros.
Tengo fuego en las manos.
Nacen flores de las puertas.
Me asusto.
La luz me roba tus miradas.
Confieso mis secretos.
Un niño descubre la espuma del mar.
Leo bajo la luna. (sin ti)
Lila Downs dice “perhaps, perhaps, quizas”
Voy a la laguna y te amo otra vez.
Un perro muere en la avenida.
Tomo agua de coco
Sigo deseándote
Fumo con Borges en la cama
Sigo caminando…


lunes, 24 de enero de 2011

Al Sabit

Finalmente llegó el día o cayó la noche.
Después de horas de trabajo, de reunirme con la tribu a bordar sueños y coser corazones rotos (aún me falla esta puntada pero ya casi), de repetir y repetir los movimientos, llegó la hora de usar el vestuario que me permite ser yo misma, tun tun, tan tan, la música suena, se apaga la luz, mi cuerpo baila. Siento la mirada que se desplaza por mi espalda, el fuego entre mis manos me enciende por dentro, el olor del incienso me lleva lejos. No sé donde estoy, no existo mas allá de esta duela, (del duelo de saberte ausente), no soy nada más que este cuerpo que vibra (bajo sus ojos, que son como dos manos que me alcanzan), no pienso; siento y me deslizo entre siete notas.
JD

jueves, 6 de enero de 2011

2011

Así que de un momento a otro, en lo que uno tarda en tragarse doce uvas, se nos acabó el 2010 y nos llegó un año nuevecito…. Así… sin darnos tiempo de decir adiós, los doce nuevos meses se nos instalaron de frente en un segundo.
Ahora hay que comprarse una agenda nueva (dejar de pensarte), hacer nuevos propósitos, (no nombrarte), planear los periodos vacacionales (re-conocerme), organizar un presupuesto (llenar las gavetas vacías), es decir comenzar otra vez: día uno, día dos, día domingo…
¿Cómo se prepara uno para recibir un año? ¿Cómo me prepara cada noche para un nuevo día?
Todo es circular, llegaremos al final de este 2011, con 365 días más de vida, de experiencia, de sueños perdidos en la almohada, de besos no dados, de abrazos y brazos, de pasos temblorosos, de rondar las horas cada día… (de soñarte alguna noche).
Mi saldo es: cinco despedidas, tres silencios, cuatro encuentros inesperados, el renacimiento de una fuerza que sentía perdida, dos ciudades, una tribu nueva, así que…. venga 2011…. aviéntame todos los días de frente, que estoy dispuesta, estoy lista, estoy… o algo muy parecido…
JD