miércoles, 12 de octubre de 2016

Cuerpa




He visto mi cuerpo desnudo en el espejo, de soslayo al salir de la regadera, así como por accidente el reflejo de la piel húmeda en el espejo me muestra la cobertura de mi nombre, el transporte diario de mis ideas y ensoñaciones. Los millones de células que me hacen funcionar y que totalmente ajenas a mí, crecen, se mueven, se reproducen y mueren, sin que yo me percate de ello.

Bajo la cabeza y los dedos de los pies, perfectamente distribuidos me sostienen firmemente al piso sin que a ellos les importe mucho. Las gotas de agua me ruedan por el vientre, por las piernas y sin que yo intervenga, la piel se estremece en respuesta automática.

Me cuestiono que tanto mi cuerpa es una y yo soy otra, que tanto nos intervenimos mutuamente. 
Nos conocemos, nos acompañamos, nos soportamos, es cierto, pero… ¿será que nos cuestionamos, reprochamos, las decisiones de la otra? ¿Quién de las dos transgrede a quién, salva a quién? ¿A quién hay que responsabilizar de los orgasmos logrados, los recuerdos perdidos, los suspiros inevitables?

Siento una especie de indiferencia, de lejanía y al mismo tiempo de complicidad y entendimiento…

Mi cuerpa y yo somos un binomio simbiótico y codependiente…

JD

Treinta y seis




Hace unas semanas cumplí años, treinta y seis para ser exactos, según el reloj cósmico he recibido una dotación de poder trascendental, según la voz de mi hermana cuando tenía cuatro años soy lo más vieja que puedo ser, según mis empleadores la ganadora de un globo con helio amarrado a mi silla giratoria y un pastel de chocolate, según el espejo dos arrugas y unas cuantas canas más… 

Según yo… una pregunta nueva, una respuesta recibida y un silencio definitivo.

¿Qué hace una con treinta y seis años en el cuerpo? ¿Qué hace una cómo yo con treinta y seis primaveras en los inicios del verano de una vida? Veo atrás y todo me parece tan cercano: los abrazos de mi mamá cuando hacía frio, los ejercicios de matemáticas guiados por mi padre, el divorcio, la pequeña mano de mi hermana, el beso en la puerta de la escuela, los uniformes de cuadros, la locura del amor…. Veo atrás y todo me parece tan lejano, el dolor estomacal resultado del abandono, las carcajadas sin motivo, los dedos temblorosos descubriendo una piel húmeda, las luces neón, las maletas, los arrebatos, las despedidas…

¿Qué se hace con una vida a la mitad, según la expectativa de vida promedio? ¿Se espera como en los cines viejos durante el intermedio a que siga la película o se levanta uno a abastecerse de lo necesario para llegar al final? Estar a la mitad es ser bastante vieja para algunas cosas y no lo suficiente para otras, es ser como una falda Chanel, que aplica para muy pocas ocasiones.

Cumplí años en miércoles, cosa extraña, hace mucho que renuncié a ellos por intermedios y aburridos….

JD

jueves, 4 de agosto de 2016

Los pequeños placeres



 

 
Hace muchos en años, en alguna clase que tomé, se nos hablaba de la lista de felicidad. El expositor nos invitaba a pensar en las cosas que nos “hacían” felices y agenda una de ellas una vez por semana. De esta manera nos aseguraríamos de que al menos una vez cada siete días, tendríamos un rush de felicidad asegurado. Sin duda mi lista de la felicidad ha cambiado a lo largo de los años, pero me he dado cuenta de que no sólo hay constantes, sino que la mayoría de ellas son cosas tan simples, que no sería necesario agendarlas, pues la cotidianidad misma nos da la oportunidad  de disfrutarlas si nos detenemos un momento y somos conscientes de ello. Los pequeños placeres, no sólo nos hacen felices, sino que nos revelan el lado suave y dulce de la vida. Nos alientan y nos dan un respiro para poder seguir adelante. Les comparto algunos de mis pequeños placeres, con el deseo de que les den ideas, para encontrar los suyos:



  • Levantarme tarde y leer en la cama acompañada de un buen café
  • Compartir un silencio
  • Ese momento en el que me veo en el espejo, me gusta lo que veo y me lanzo un beso, por puro autoamor.
  • Reír a carcajadas
  • Leer la primera página de un libro
  • Ser escuchada sin interrupciones ni juicios
  • Los halagos, dados y recibidos
  • Presenciar un beso de amor en la calle
  • Cantar a todo pulmón mientras voy manejando
  • Darme un baño sin prisa
  • Planear una sorpresa o un regalo especial
  • La primera fumada después del sexo
  • Tener un detalle con alguien y que sea valorado
  • Que alguien sonría cuando me voy acercando
  • Estar con mis amigas
  • Leer cartas o ver fotos viejas
  • Bailar
  • Hablar con alguien que me hace reír, pensar o disfrutar, solo por regalarme su tiempo.
  • Sentir la arena en los pies
  • Tener un secreto
  • El primer trago de una cerveza fría, un viernes después del trabajo
  • La combinación de vino, un buen cigarro y un buen libro o interlocutor.
  • Un abrazo de mi madre
  • Recibir un masaje
  • Que alguien tenga la confianza de contarme algo muy privado
  • Cocinar
  • Los abrazos de mi perro




Seguramente hay muchos que se me escapan, sin embargo creo que lo importante para mí, es estar atenta a estas pequeñas cosas y quizá con el tiempo lograr, que esta lista sea interminable hasta que el placer de vivir sea tangible. Como dicen por ahí “Little pleasures, make life a wonder”




JD

sábado, 30 de julio de 2016

Julio. Proyecto Epistolar





Ahora que no estás, llego a la cama con el cansancio del día al doble, 
mi almohada me abraza más temprano.

 Ayer me sorprendí durmiendo en un lado de la cama que no es el mío, 
aunque ahora ya no tenga uno, no olvido la rutina.

Me di permiso de revivir el último silencio nuestro y de acariciar con el recuerdo otros que se te olvidaron en la cama. Debiste, sin embargo, dejarme algunos de repuesto.

Tuve miedo de despedirme de ti.
 Quizá te lo haya dicho esta noche, quizá nunca.


JD