viernes, 30 de marzo de 2012

Grita



Después de todo no supe cómo hacerlo.
Dime que soy cobarde después de resistirme a tu mirada, dime que no tengo fuerzas después de que he tenido que soltarme de tu mano y andar yo sola con cinco dedos que me sobran, dormir con una almohada que me estorba, vivir con los minutos que tenia para ti.
Dime que no fue suficiente, que mil días no alcanzaron para que pudieras sostenerte, sostenerme, dime que no, pero dímelo.

JD

Traveling



Este tipo de cosas me pasan a mi: los relámpagos, los temblores, los arrebatos. Viajé toda la noche, tenía frio, agarré lo único que tenía: ganas y esperanzas. En la maleta las oraciones de mi madre, tus palabras de aliento, las cinco lágrimas derramadas sin sentido, las muchas preguntas en mi cabeza, un atado de miedos, incertidumbres, sueños por cumplirse, deseos incontrolables de correr, un paso firme a “no sé donde”, las respuestas ensayadas, el disfraz necesario.
Me pierdo entre el mar de gente, respiro vida y me contagio. Mis zapatos rojos hacen un ruido distinto sobre la calle Juárez, mis ojos acarician los libros, mis dedos rozan las paredes viejas y sienten frio, me desayuno el pasado, mis treinta años envueltos en esta taza de café. Subo un edificio, me descubro tras el espejo del elevador en el piso número catorce y pienso en mi perro. Llego a la galería, me enamoro del cuadro ese de las uvas rojas y lo imagino sobre la pared de la sala de mi casa, pregunto al taxista sobre el partido de la selección mexicana, hago cuentas en mi cabeza y tarareo la canción que canta la radio.
Me cambio de ropa, me suelto el pelo, veo a los soldados bajarse formaditos de un camión y acercarse a la bandera enorme que ondea en el centro del zócalo, una mujer pregona que el mundo está por acabarse. Yo bebo agua mineral con limón y sal, mastico los hielos, fumo un cigarro y reconozco en mis palabras a esa otra que no soy yo.
Sentada sobre el piso de la central de autobuses, tomó café, leo un cuento y sigo teniendo frio. Pienso que es tarde, que es hora de volver a casa y me pregunto donde esta eso, pero es tarde y hace frio y la carretera es oscura y tengo sueño y llevo las oraciones de mi madre como amuleto y eso es bastante.
JD

jueves, 29 de marzo de 2012

La muñeca



Fui la muñeca.
No como esas que se compran y se usan y se olvidan, sino como esas que se encuentran en alguna banqueta y que se toman con dulzura.
Como aquella que se espera como regalo añorado.
Fui querida, mimada, la muñeca que duerme a un lado de la almohada y comparte la sabana.No un objeto, la representación de algo más grande y no por eso menos real.
Sentí sobre la piel la concentración de toda esa energía dirigida.
Una muñeca linda, a la que se le cuentan las cosas que a los otros no se les cuenta, a la que se le peinan los cabellos y se le tejen ideas.
Pero al fin muñeca. Y me descompuse.
JD

La teoría del testigo



Después de tomarme algunas botellas de vino tinto con una de mis más queridas cómplices, empezamos a hablar de la teoría del testigo, la cual afirma que la búsqueda de un amor, de una pareja, marido u lo que sea, es porque necesitamos un testigo. Si, un pequeño gran testigo de lo que somos y hacemos. A los amigos por supuesto los hacemos partícipes de nuestras vidas, de nuestros logros, pero es distinto cuando se tiene un testigo de tu sueño, de tus sonrisas, de tus enojos. Necesitamos un testigo que confirme nuestra existencia. Somos en función del otro. Interiorizamos solo si hay un referente externo. Es natural.
El testigo se convierte entonces en nuestro mejor amigo, pero también en el peor enemigo. A él no es posible mentirle. Uno mismo puede engañarse, tratar de maquillar las acciones o pensamientos, acomodar las palabras, justificarse, pero el testigo lo sabe todo, es su función, para ello fue creado, amado, buscado. Entonces le odiamos porque nos sabe más que nosotros mismos y también por eso le amamos, porque nos sabe sobre la almohada, bajo el enojo, entre la bruma.
Atestíguame…

JD

lunes, 5 de marzo de 2012

Tiempo de elecciones



“Eres libre para elegirme, eso no te hace la mejor persona y no elegirme tampoco te condena, ni hace que yo deje de quererte, pero tampoco el hecho de que tu me elijas me obliga a mi a hacer lo mismo. Es decir, somos libres”


Uno decide siempre, elige cosas, ropa que ponerse, la cantidad de salsa en los tacos, el nombre de los hijos y las cervezas que se toma. Uno siempre decide, aunque no lo haga con la boca, cruzamos los brazos, besamos con la boca abierta o cerrada, abrazamos con fuerza, caminamos al ritmo del otro y nos alejamos corporalmente de alguien que nos incomoda. Decides si aparecer de malas en una fiesta, decides si mandarle información útil a tu cerebro con una buena lectura o embrutecerte con las telenovelas y programas de fantasmas y concursos de cantantes.



Elecciones.
Siempre.


También decidimos como ser, como aparecer ante los demás, como revelarnos y como escondernos. Incluso elegimos las mascaras que nos ponemos cuando nos sentimos asustados y vulnerables. Siempre elegimos. Elegimos también a las personas que nos rodean, a quienes queremos tener cerca, a quienes queremos querer, a quienes les vamos a dar el poder de arruinar nuestro día o de hacerlo mejor. Yo decido quien forma parte de mi vida, es decir, no tengo que tener cerca a mi prima chismosa que me ofende, solo porque “es de mi familia”, no tengo porque soportar ataques o críticas de tíos, amigos, compañeros de trabajo, solo “por compromiso”. Yo decido quienes son mis maestros de vida, quienes me ayudaran a crecer y ser mejor.
Elegir también, es dejar fuera las demás opciones, eso es lógico, dirían en mi pueblo “no se puede chiflar y comer pinole” y también es cierto que cuando se elige algo, hay que agarrarlo con las dos manos, con los dos ojos e incluso si es posible con la boca, asumir la elección es parte clave de que valga la pena descartar las otras. Yo opino que “el amor es una decisión” Si si, la cosa química y las mariposas en la panza y el caminar sobre las nubes, es delicioso, pero elegir con quien compartirte debe ser una decisión pensada. ¿A quién quiero darle la oportunidad de caminar conmigo? ¿Qué cosas estoy dispuesta a dar y recibir en este caminar con alguien de mi mano? Amar es elegir, decidir, decidirse, a entregar, dar, aprender, vivir, acompañar, continuar. Se dice que “es de sabios cambiar de opinión” también es cierto, nada es eterno, todo cambia y las personas lo hacemos mas seguido que nada. La cosa es entender los cambios propios y ajenos y continuar caminando, cuando amamos elegimos también ser testigos de la evolución y transformación del otro. Formar parte.

Decidir es la libertad máxima, por lo tanto responsabilidad máxima.
JD