jueves, 21 de junio de 2012

Ixmiquilpan



¿Qué te vas a donde? Dijo mi mamá…
¿Qué me voy a donde? Pensaba yo.
Pensé que había aprobado geografía y que jamás, jamás en mi vida había escuchado ese lugar…
Somos tan egoístas, que pensamos que el mundo son las cinco cuadras que nos rodean.

Ixmiquilpan es un pueblo pequeño, escondido entre la sierra, mecido con el dulce ritmo de su lengua nativa, el ÑAÑU. Hombres y mujeres de baja estatura, de piel tostada de sol, de manos de trabajo, de ojos de esperanza, caminan cada lunes rápidamente hacia la “plaza”, que es el mercado que se instala prácticamente en todo el pueblo y que reúne a las comunidades aledañas para comerciar plantas, verduras, frutas, ropa, cazuelas, alimentos, dos o tres discos de cumbia tribal, la posibilidad de “desbloquiar” un celular “del norte” y otras cosas mas o menos necesarias e indispensables.

Es una zona de balnearios, cada fin de semana, “los visitantes” mayoritariamente del DF (olvidé decir que Ixmiquilpan pertenece al estado de Hidalgo), se arremolinan en las entradas de los parques acuáticos que ofrecen aguas termales, honguitos multicolores chorreantes de agua, barcos piratas de fibra de vidrio y toboganes peligrosos por una módica cuota, que incluye la posibilidad de lucir y ver lucir los cuerpos de los “otros visitantes” en traje de baño. Es una locura, todo el espacio natural invadido de gente, de olor a carne asada, a pollos a la leña, a latas y latas de atún revueltas con mayonesa y verduras, a cerveza caliente, a vino barato y bronceador de zanahoria. Pero poco después la noche cae, los camiones se atiborran de gente que huye e Ixmiquilpan vuelve a ser el mismo. Tenemos un bar, como diez iglesias, una central camionera en construcción, un jardín central con una Diana Cazadora cuya atracción importante es que está lleno de vendedores de elotes, raspados, paletas, papas fritas, plátanos machos con mucha leche condensada, tlacoyos y quesadillas, zacahuil, atole blanco, algodones de azúcar de color rosa, azul y morado y un trenecito que da interminables vueltas y cobra una tarifa de cinco pesos a cuanto chiquillo intrépido este dispuesto a la aventura.

Aquí la vida transcurre tranquila, aquí yo transcurro tranquila también, Samir me observa leer y se asoma al patio buscando alguna planta que pueda comerse, algún vecino al que pueda ladrarle o alguna mosca que lo saque de la interesante tarea de morder su correa o alguna piedra de buen tamaño. Ha sido bueno estar aquí. En silencio, leyendo, descubriendo como suenan los cantos de los pájaros en la mañana, como el agua brota de las piedras y llena todo de vida, como el exilio nos permite ver la vida desde otra perspectiva…Desde lejos…

JD

domingo, 17 de junio de 2012

Cipriano


“Es la iglesia lo que me mantiene lúcido, ahora que no está tu abuela, mija” me dijo mientras las débiles piernas hacen el esfuerzo por alcanzar la salida. Lleva sus ochenta años a cuestas en su poco más de un metro y medio de altura, envuelto en piel morena. Los ojos vivos del hace años vocalista del trío “ Los juanes” me miran con la ternura única con la que un abuelo observa a la primera nieta de los quince que le siguen. ¿Ya eres licenciada? pregunta mientras su maltratada mano de carpintero me lleva por la avenida de un barrio viejo de la capital. Le respondo que si y siento que acelera el paso de puro orgullo. Yo nomás llegue a tercero de primaria, por peleonero, explica, le encajé un lápiz en la mano a mi compadre Leo, y mira ahora que buenos amigos somos.

JD

miércoles, 13 de junio de 2012

Extrañar




Dime por favor cuál es la noche,
en que vendrás, para velar tu sueño;
que no puedo vivir, porque te extraño;
y que no puedo morir, porque te quiero
JLB





¿Qué extraña Justine? Me dijo…Los segundos se hicieron eternos …

Nada… contesté. ¿Eso es malo?....

No creo… me dijo…



Y la pregunta se me quedó flotando en el espacio, mi respuesta me taladró todo el día.

¿De verdad no extraño nada? Me pregunté. No, en realidad no. Tengo ese sentimiento de no saber a ciencia cierta si eso me agrada o me desagrada.

Extrañar proviene de extraño, de algo que nos es ajeno, desconocido. La palabra evolucionó hasta usarse para definir el sentimiento de ausencia de algo, de alguien.

Pienso que quizá por eso no extraño, es decir, no ando por ahí rasgándome las vestiduras por algo o alguien. Creo que he entendido que uno tiene que vivir de la mejor manera con las circunstancias que le rodean. Además creo que solo se extraña lo que no se tiene y yo tengo. Tengo esos espacios guardados en la memoria, esas playas, esos caminos, esos ojos, esa boca tuya en medio de la noche que nada ni nadie podrá quitarme, aunque hoy ya no exista. Eso es mío, no me es ajeno, ni extraño, lo tengo en mi memoria y me pertenece….

No. No extraño.

Algunas veces lo que yo siento es añoranza, lo cual es peor, si tuviéramos que calificarlo…. Estoy jodida….
Puede ser también que las personas extrañemos de forma distinta, yo a veces tengo ganas de estar aquí o allá, de ver a alguien, de escuchar a alguien ¿eso es extrañar? A veces también me sucede que cuando se da un reencuentro me da una alegría intensa, me pongo eufórica y descubro que me agrada la cercanía recuperada. Entonces digo “te extrañé”… Y me pongo feliz… Algunas veces también “pienso en”, es decir, mientras camino pienso “esto le gustaría” “aquí se sentiría feliz” “sería bueno tenerle cerca” quizá esa es mi forma de extrañar, extrañar pensando….
Y a mi ¿alguien me extraña? ¿Es eso importante?

JD













Poema comprado



Conoci a Emilia por una de esas buenas casualidades de la vida, a veces los talleres literarios te dejan mas que metáforas y formas verbales.. Le compré este poema a un precio realmente mínimo, pues sabemos que estas cosas son invaluables, sin embargo no quería dejar de compartirlo en mi blog y obtuve su autorización para publicarlo aqui... Disfrutenlo...

Quise guardarte en el hueco de la costilla que me falta
Lucia, en este agosto andas pasos firmes en la oquedad de la ciudad llorada. ¿Has notado que en verano siempre llueve más adentro que afuera? Tal vez por eso la noche que me cuentas te inunda en memorias, Lucia, en tus recovecos de siempre. Aparta tus ojos de las sombrillas de colores, de la gente a montones, ignora la gota de lluvia que hace la hendiduda más profunda en la pared que construiste. Lucía, vuelve, a cuenta gotas, a contar la vida, como un relojito de arena en el mar de septiembre.
Emilia Medida

En Chamacuero



Finalmente llegó el encuentro de escritores en Chamacuero, encontrarte con las nuevas caras viejas de cada año, sentirte poeta por unas horas, sentirte escuchada en silencio por unos minutos mientras vas desnudándote y dándote en un pequeño poema, en un largo cuento.

Con dos horas de sueño y mis letras, llegué al jardín central, me anoté en una lista, recibí mi antología del año pasado y coloqué mis cartoneras en la mesa de venta de libros como si fueran un best seller… Me recargué en uno de esos árboles y me senté a escuchar, a escucharme, porque los poemas me llevaban a otras ideas, a otros momentos, a otros lados y porque no decirlo a esos ojos, a esa piel… Entonces escuché mi nombre, tomé el micrófono y sentí nuevamente esos nervios que se me agolpan bajo la lengua, en medio de la panza y comencé a leer… por primera vez no busqué sus ojos en alguna silla… voy caminando.

Un chico leyó poemas para su novia Norma, la chica se sonrojaba y alzaba la cabeza orgullosa de ser reconocida como esa “de boca carnosa, de piel alba y manos gráciles” Pensé que yo no quiero ni puedo ser Norma, pero me enamoré de la escena rosa y sonreí recordando mis poemas de amor, mis estados de amor… Un poco después una chica leyó un cuento eterno, hablaba de seres extraños, mundos alternos, una historia un poco complicada de la que solo recuerdo el final: la reina se comió al rey a mordidas…

Mis invitadas llegaron justo a la hora de la comida, con el tiempo exacto para la penca rellena, el clericot y la nieve de limón. ¿Mencioné que ese día fue el cumpleaños de mi madre? Verla ahí sentada escuchando mis poemas le dió el marco perfecto al día. Esa mujer de la que tanto soy y tanto me es…

Estando ahí, enfrente de todos, leyendo las locuras que pienso, las palabras que me brotan de los dedos, las pequeñas grandes historias de mi vida… Me pregunté que pensaba Belem mientras escuchaba, que anotaciones hacía en su cabeza sobre esta amiga suya, convertida por unas horas en esa otra que pocas veces se descubre…. ¿Qué es lo ven los demás? ¿Qué se asoma, que parte del caleidoscopio Justiniano se descubre, que pedacitos se esconden? ¿Quién dice que uno necesita quitarse la ropa para sentirse desnuda?

Al final del día a mi sólo me quedan ganas de seguir escribiendo, me llevo un libro nuevo bajo el brazo, el gusto de encontrarme nuevamente con otros locos como yo que anotan y anotan palabras sobre el papel para contarse historias y claro, el abrazo recibido bajo la sombra de un árbol…

JD