jueves, 28 de enero de 2010

Los amantes del círculo polar.




Hace cinco días (circulares) que trataba de terminar esta película.

Me rondaba hace años el título en la cabeza.ahora se porque.

Casualidades, ese es el tema.

Me gustan, me gusta la idea de los amores inconclusos, me gusta la idea de la permanencia latente en la vida de otros.

Me gusta pensar que alguien piensa en mi cuando yo pienso, me gusta imaginar que quiza entre el tráfico me toparé con alguien que dará un vuelco en mi vida, que cuando yo me subo por la puerta delantera de un camión esa otredad esta bajando por la puerta trasera.

Latiendo, siempre, hasta ese momento en que los corazones dejen de latir del impacto de encontrarse uno mismo en el otro.

JD

martes, 26 de enero de 2010

Recuerdos.

Hoy recibí una invitación para tomarme un café.
Con una persona que hace aproximadamente quince años que no veo.
Una persona desconocida. De la cual lo único que recuerdo es el nombre.
Ex compañera de escuela.
Miércoles 7:00 pm.
¿qué demonios voy a decirle?
Seguramente indagará de mi vida. ¿Qué voy a contestar?
Me contará de su vida ¿Qué puedo preguntar si realmente no me importa?
Ella dice que me recuerda. ¿Recuerda que?
Ni yo misma recuerdo que hacía hace quince años, a veces me cuesta incluso recordar que vestía el día de ayer.
Algunas veces me siento mal de no recordar a las personas, de no recordar situaciones que los demás dicen que yo viví, que yo estuve ahí.
¿Será que soy distraída? ¿Será que realmente pocas cosas me importan?
A veces pienso que es sólo que trato de no viajar con mucho y definitivamente: los recuerdos pesan.
JD

Jueves


¿Ya son las diez de la noche? Hoy es viernes, eso lo se porque ayer vestí de rojo. Todos los jueves visto de rojo ritualmente. Eso me permite también orientarme a lo largo de los días, hace mucho que no sigo el calendario. Allá en mi isla, los jueves tenían como final una botella de tinto, piano y algún cuento o poema compartido. La pianista me recibía sentada en una poltrona, bajo alguno de los árboles que rodean su casa, a veces de buen humor, a veces enojada, generalmente porque nunca se ha llevado bien con Tchaikovski y coincidía que los jueves tenia ensayo con los primeros violines, en fin cosas de la música, la cosa es que me recibía. Ella bebía cerveza y yo tinto. Una vez superada la emoción desbordada de encontrarnos, de ser jueves y de que exista Tchaikovski, hablábamos. Yo le contaba de mis guerras en la oficina, de mis danzas y finalmente le leía lo que dimos por llamar "cuentos por encargo". Cuentos por encargo no es otra cosa mas que un intento de ejercitar mi escritura. Ella elegía un tema, o bien me contaba alguna historia y yo debía escribirla, a veces me regalaba adjetivos y me sugería verbos. Purista del lenguaje mi amiga siempre tiene muchas palabras para prestar. Me gustaban los jueves, me siguen gustando, sigo escribiendo para ella y ella sigue peleando con Tchaikovski, ritualmente sigo vistiendo de rojo y cuando es posible me siento a tomar vino en la ventana para compartirlo con la cerveza que seguramente toma bajo alguno de los árboles que rodean su casa, yo pienso que ella me piensa y ella quizá haga lo mismo.Pero hoy es viernes (ayer vestí de rojo) y estoy iniciando estas cincuenta oportunidades de contarte algo de mi o de no contarte.
JD

sábado, 16 de enero de 2010

Tienes el mar


Tienes el mar
(adentro)
se te desborda por los ojos.
en mi piel
caminos de sal
al contacto de tus dedos.
Después de dunas
eres caracola
en mi oído
te revientas en olas.
Eres el mar
Yo sólo el pirata
Que vaga por tu cuerpo.
JD

viernes, 15 de enero de 2010

El hijo

Mi hijo imaginario de cinco años,
el que acuesto a dormir cada noche
el que nunca germinó en mi vientre
me hace preguntas complicadas.
Quiere saber de que esta hecho el sol
porque son blancas las nubes
a donde van las aves en invierno
quien pinta las flores de colores.
Ese. El que no existe,
el que solo brinca en mi cabeza
el que fue parido en mis delirios
quiere saber del mundo,
en el que yo lo invento.
JD

miércoles, 6 de enero de 2010

Los libros


Leer ha sido siempre una de mis pasiones, quizá una de las mas desenfrenadas. Empecé a leer por aburrimiento, mi tía era maestra de una escuela rural, me llevaba como oyente y entonces sin más ni mas empecé a leer. Después mi madre se encargó de fomentarme el hábito de la lectura y mi padre de comprarme libros, sin embargo creo que ninguno de los dos se imaginó lo que el conocimiento de las letras desencadenaría en mí. Con los años el leer se ha convertido a veces en mi refugio, a veces en un escudo y la mayoría de las veces el placer de más fácil acceso. Hace años, cuando estudiaba la preparatoria me propuse hacer una lista de los libros leídos, anotaba en tarjetitas el título, el autor, una pequeña reseña y un comentario principal, después conocí la computadora e inicié a hacerlo en formato electrónico y en poco tiempo abandoné el proyecto, quizá me di cuenta de que no tenía mucho sentido, quizá a esa edad tenia otras cosas que ocupaban mi mente. A todos lados donde voy siempre voy cargando mis libros, he cruzado el pacífico de ida y de regreso cargando mis cajas con libros y es común escucharme decir “no tengo nada que leer” mientras me paseo frente a mis repisas repletas de libros como lo haría cualquier mujer ante su closet. Entre más leo, menos “leida” me siento, hay tanto que otros han dicho, quizá por eso es un grato sufrimiento entrar a una librería o visitar alguna feria del libro, tengo que, como un adicto medirme para no comprar todo lo que quiero, finalmente esto de los libros electrónicos me ha ayudado aunque me esté dejando los ojos cada vez menos hábiles. No hay nada mejor entonces que dar o recibir un libro de regalo, cuando regalo un libro pienso mucho en la otra persona, en cómo y dónde leerá, que pensará y si le será útil para algo más que llenar el tiempo. Trato siempre de explicar el porqué lo elegí y si me es posible comentarlo. A partir de los últimos días de diciembre estos seres (los libros) han estado jugándome bromas raras, para empezar antes de salir de viaje elegí un libro como compañero y otro se me coló no se de que manera en la maleta, sin embargo se bajó de ella en un primera plus con destino a León, me dio mucha tristeza pues empezábamos a llevarnos bien pero además de todo era un libro prestado y me dio mucha pena comunicarle al dueño el extravío de su libro. Ahora estoy buscándolo por todas las librerías y además sin dinero, en fin. Lo bueno es que a pesar de que ni Santa Claus se acordó de mi, ni los Reyes Magos hicieron aparición, me regalaron tres libros en estas últimas semanas, uno todavía no lo conozco, pero ya le tengo lugar en mi librero, el de poesía anda conmigo para todos lados, pero el mejor de todos, es un libro al que aun sin conocerlo ya le tenía un aprecio especial, pues viene de una querida amiga y ese libro nos dio una rica tarde de café. “Gracias Raquel”. Así que con el frio que hace y llena de libros, el año pinta para muchas muchas tardes de letras y como dice el dicho, yo leo porque si no me aBURRO.

Dulces lecturas a todos.

JD

lunes, 4 de enero de 2010

La publicación


Una mañana mientras me disponía a ver la película “El lector” (muy apropiada para la situación) recibí una agitada llamada de mi madre para decirme: “Oye, que te publicaron en el periódico, cómpralo”. El silencio en mi teléfono me dio la señal de que había colgado y el silencio en mi cabeza me dio la señal de que “algo” había pasado. Traté de ver la película, pero me preguntaba: ¿Qué habrán publicado? ¿Por qué? Asi que veinte minutos después, mi compañera de película, al ver que no estaba quieta me dijo: “Vamos a comprar el periódico”. En tres minutos estaba frente al volante, cuando llegue a las oficinas me dijeron: ¿Cuántos ejemplares quiere? Mmm que difícil pregunta, pensé que quería regalar algunas copias, pero a quién, quien realmente valoraría lo que eso significa para mi, mmm una, dos, tres personas, además, ni siquiera sabia lo que habían publicado, así que saqué cuentas y dije: Cinco.
Me dieron los periódicos, pagué y me senté en el carro. Me vi. Había una foto mía, una biografía chiquita y tres textos míos. Los revisé rápidamente. Y me sentí satisfecha. Buen trabajo, me dije.
Publicaron mi nombre sin “E”, claro esa es una broma del editor, pero yo sé que soy yo y quienes me conocen también. Me siento contenta, siento que brinque una rayita mas. Adjunto lo que publicaron.
JD
JUSTINE ( con "E")


Ganas.

Ayer pensé que anteayer tenia ganas de hacer el amor.

Ayer pensé también que seguía teniendo ganas.

Sin embargo no lo hice, el amor, me refiero y pienso hoy que no se donde quedaron las ganas.

De acuerdo a las teorias uno no deja de buscar eso que quiere hasta que esta satisfecha la necesidad. Entonces tenia ganas pero no necesidad, digamoslo asi por recurrir a un teorema aristotélico, sin embargo es interesante eso de tener ganas o de no tenerlas, no sólo de hacer el amor, sino de otras cosas, de quedarse en la cama, de leer un libro, de comprarse un dulce, de no pensar en nada.

Yo casi siempre tengo ganas de algo.
A veces de las cosas más simples.

Hoy tengo ganas por ejemplo de no hacer nada, de quedarme leyendo en la cama, de no quitarme la pijama. Eso me lleva a pensar en eso que escribiste de lo importante y lo necesario, pero de eso te platico otro dia.

Leo a Octavio Paz, es el hombre que me acompaña este fin de semana. Su poesia no me suelta, quizá por eso no quiero salir de la cama, quizas por eso ya no tengo ganas de hacer el amor, sino ganas de quedarme sólo con él en la cama.

JD


Cuando tu me amas


Cuando tu me amas
Y penetras mas allá de mis pupilas
Tocando por debajo de mi piel
Amas también a todas las mujeres que soy
A las que estuvieron antes de mi
Y todas las latentes posibilidades de lo que soy.
Por eso me llamas Teresa, Consuelo, Matilda.
Porque incluso tu descubes en mis ojos y en mi piel
A las mujeres que te amaron y a las que aun deseas.
Perturba tu conciencia y pronuncias mi nombre
Para asirte a lo único que en ese momento,
Ambos conocemos como cierto: mi nombre.




Tres horas al dia.

Pensarte tres horas al dia es una buena medida
es apenas el tiempo necesario para jugar con mi lengua en la barbilla
que procede de tu boca, que antecede a tu cuello.
Ciento ochenta minutos me alcanzan perfectamente
para enloquecerme por ti y no volverme loco.
Medida exacta que permite no olvidar
los lunares que has dejado como migas
en el sendero de tu cuerpo.
Distribuyo el tiempo tuyo a lo largo del dia
quiero decir que
te pienso un ojo en la mañana
una mano a medio dia
por la tarde una rodilla.
Porque sé
que si no midiese el tiempo
que tu paseas por mi cabeza
con exacta precisión;
entonces
podria pasarme los dias
recorriendote de orilla a orilla
y por las noches
me perderia imaginando
el sonido de tu pelo
enredado entre mis dedos.
Por eso y nada mas por eso
tres horas te pienso.
JD

Las calles que me contienen.


Alguna vez le dije a alguien “ ¿Qué calles te contienen hoy que no estás cerca? En realidad su respuesta fue un silencio, nunca supe que adoquines, piedras o losetas de cemento conocían las suelas de sus zapatos y todavía sigo imaginándome qué tipo de ventanas como ojos abiertos disfrutan de su silueta cuando camina. Hace días tuve la oportunidad de caminar viejas calles, viejas para mi, viejas para el mundo, viejas para si mismas. Creo que quizá ni las calles mismas se recuerdan de tanto tiempo que han existido. Yo, por el contrario me encontré a cada paso, observé el parque en el que aprendí a andar en bicicleta y me dolieron nuevamente las caídas, anduve por la banqueta donde me dieron mi primer beso y me senté frente al kiosco donde me rompieron por primera vez el corazón, todavía recuerdo como lloré todo el camino de regreso a mi casa. Sin embargo han pasado más de quince años de aquellas calles, de aquellas andanzas, de aquellos corazones rotos y esa ciudad siempre es como abrir un dulce caramelo, disfrutable al cien por ciento. Así que instalada en mi papel de guía de turistas de cuatro sudcalifornianas fabulosas me dispuse a mostrar lo poco que se de iglesias, comida típica, museos y costumbres guanajuatenses. Siempre he dicho que una de las cosas que más admiro en la gente es la capacidad de asombro, yo no la tengo, sin embargo como para compensar, tengo una gran capacidad de disfrute, casi todo me causa placer, de manera tal que comerme un elote con chile, limón, crema y queso puede ser para mí una gran aventura. Así que seguida de mis paceñitas anduve disfrute y disfrute varios lugares del estado de Guanajuato. Comimos chalupas, garbanza, enchiladas mineras, nieve de mantecado, cebadinas, guacamayas, gorditas de queso, lechuguillas y gelatinas de jerez con rompope en bolsita. Nos tomamos fotos en cada esquina, en cada balcón, en cada iglesia, museo o escultura que se nos atravesara y claro hicimos un recorrido por nueve bares que nos dejaron afónicas y desveladas. Finalmente nos despedimos con muchas historias para contar a quienes faltaron, seguramente con dos kilos de mas y claro con media suela desgastada de cada zapato. Yo me quedo con mis calles y mis recuerdos, con mi primer beso y mi corazón roto, con seguir preguntándome que calles le contienen, con las ganas de hacer este recorrido de tu mano, mirar tus ojos asombrados a cada paso y yo disfrutando la aventura de caminar a tu lado, pero mientras eso pasa, seguiré esperando.

JD