lunes, 5 de octubre de 2009

Ayer


¡Qué bueno el día de ayer!
Disfruté tanto que vinieras conmigo y te quedaras así, en silencio, mientras la tarde caía y el sol alevoso nos pintó el cielo de colores como para enamorarnos.
¿Cómo si necesitáramos de su ayuda, verdad?
Sentía tus pasos lentos a mi lado y sonreía. Bajé la cabeza para no verte, para percibir tu cercanía con la piel, como un ciego.
¡y cómo nos reímos!
Te conté mis chistes malos y tú en un acto de amor te divertías. Recordamos y recorrimos nuevamente de la mano todas esas “nuestras historias”, nos preguntamos las mismas cosas y dimos distintas respuestas, porque hoy, no somos aquellos, los de antes, sino estos, los de ayer. ¿Bebimos café? No lo recuerdo, solo tengo en mi memoria el vino tinto, pero quizá si lo hicimos.
En fin, esta nota es solo para decirte gracias, la pase muy bien, te lleve conmigo todo el día y creo que tu también la pasaste bien. Lástima que no te hayas percatado de eso, que estuvieses lejos, en tu trabajo, en otro lugar. Pero yo te lleve conmigo y eso me basta.
JD

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