martes, 11 de agosto de 2009

Precipicio


Y entonces me aventé.
Me detuve en el borde de sus labios y sin pensarlo brinque al precipicio.
(otra vez).
Si supiera lo que se siente al volar, diría que volaba. Era como estar suspendida.
Cerrando los ojos.
Bailando tranquila en un cuerpo,
en una cama, en los minutos detenidos, robados,
para asirme a una espalda,
para abrir los ojos y ver otros ojos abiertos, dilatados, rendidos.
Para unir manos, encontrar recovecos, acomodar piernas y palpar miedos.
Si supiera lo que se siente al volar, diría que volaba.
Era como estar suspendida.
Y si.
Me quede suspendida, pero al borde de todas las preguntas.
De mis preguntas, de sus preguntas
El silencio antes compartido se tornó incomodo.
Ahora ya no floto, caigo vertiginosamente.
También de sus labios.
JD

1 comentario:

José Luís Ramiréz dijo...

Me trasmite esa sensación de vertigo. Me gusta.