“Es la iglesia lo que me mantiene lúcido, ahora que no está tu abuela, mija” me dijo mientras las débiles piernas hacen el esfuerzo por alcanzar la salida. Lleva sus ochenta años a cuestas en su poco más de un metro y medio de altura, envuelto en piel morena. Los ojos vivos del hace años vocalista del trío “ Los juanes” me miran con la ternura única con la que un abuelo observa a la primera nieta de los quince que le siguen. ¿Ya eres licenciada? pregunta mientras su maltratada mano de carpintero me lleva por la avenida de un barrio viejo de la capital. Le respondo que si y siento que acelera el paso de puro orgullo. Yo nomás llegue a tercero de primaria, por peleonero, explica, le encajé un lápiz en la mano a mi compadre Leo, y mira ahora que buenos amigos somos.
JD
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