Estamos en el proceso de encontrarnos, en esa fase en la que nos decimos cosas como: “no me gusta mi segundo nombre” , “tengo ganas de aprender a tocar el piano”, “no me gusta ir al cine” , aquí donde vamos a decirnos todo aquello que queremos que el otro conozca, (la verdad ya llegará más tarde), también nos lanzamos miradas y preguntas medio escondidas para saber si ambos estamos en la misma carrera, si estamos buscando lo mismo o son sólo autoengaños. Algunas veces, hacemos los comentarios subversivos del pasado, hemos aprendido por experiencia propia que no debemos hablar del pasado, pero lo hacemos, es inevitable, es la única manera que tenemos de justificar nuestra soledad, finalmente ¿si somos tan perfectos, porque alguien nos dejaría? También compartimos otras cosas: pequeños secretos, aventurillas, anhelos y deseos escondidos u olvidados, anécdotas divertidas, hacemos la promoción de ese “yo” que queremos que el otro descubra. Ponemos las reglas básicas del juego, las más importantes, las inviolables. Después, después vendrán las caricias provocadas, esas que se imaginan tras las frases: “tengo un lunar en la espalda”, “me hice una cicatriz en la rodilla”, “me gustan mis piernas”, vendrán los roces provocados, las miradas sentidas en la espalda…el deseo. Y si todo sale como no lo hemos planeado, un día, a eso de las siete de la tarde, estaremos tan cerca, que nos será inevitable besarnos.
JD
JD
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