Una mañana mientras me disponía a ver la película “El lector” (muy apropiada para la situación) recibí una agitada llamada de mi madre para decirme: “Oye, que te publicaron en el periódico, cómpralo”. El silencio en mi teléfono me dio la señal de que había colgado y el silencio en mi cabeza me dio la señal de que “algo” había pasado. Traté de ver la película, pero me preguntaba: ¿Qué habrán publicado? ¿Por qué? Asi que veinte minutos después, mi compañera de película, al ver que no estaba quieta me dijo: “Vamos a comprar el periódico”. En tres minutos estaba frente al volante, cuando llegue a las oficinas me dijeron: ¿Cuántos ejemplares quiere? Mmm que difícil pregunta, pensé que quería regalar algunas copias, pero a quién, quien realmente valoraría lo que eso significa para mi, mmm una, dos, tres personas, además, ni siquiera sabia lo que habían publicado, así que saqué cuentas y dije: Cinco.
Me dieron los periódicos, pagué y me senté en el carro. Me vi. Había una foto mía, una biografía chiquita y tres textos míos. Los revisé rápidamente. Y me sentí satisfecha. Buen trabajo, me dije.
Publicaron mi nombre sin “E”, claro esa es una broma del editor, pero yo sé que soy yo y quienes me conocen también. Me siento contenta, siento que brinque una rayita mas. Adjunto lo que publicaron.
JD
JUSTINE ( con "E")
Ganas.
Ayer pensé que anteayer tenia ganas de hacer el amor.
Ayer pensé también que seguía teniendo ganas.
Sin embargo no lo hice, el amor, me refiero y pienso hoy que no se donde quedaron las ganas.
De acuerdo a las teorias uno no deja de buscar eso que quiere hasta que esta satisfecha la necesidad. Entonces tenia ganas pero no necesidad, digamoslo asi por recurrir a un teorema aristotélico, sin embargo es interesante eso de tener ganas o de no tenerlas, no sólo de hacer el amor, sino de otras cosas, de quedarse en la cama, de leer un libro, de comprarse un dulce, de no pensar en nada.
Yo casi siempre tengo ganas de algo.
A veces de las cosas más simples.
Hoy tengo ganas por ejemplo de no hacer nada, de quedarme leyendo en la cama, de no quitarme la pijama. Eso me lleva a pensar en eso que escribiste de lo importante y lo necesario, pero de eso te platico otro dia.
Leo a Octavio Paz, es el hombre que me acompaña este fin de semana. Su poesia no me suelta, quizá por eso no quiero salir de la cama, quizas por eso ya no tengo ganas de hacer el amor, sino ganas de quedarme sólo con él en la cama.
JD
Cuando tu me amas
Cuando tu me amas
Y penetras mas allá de mis pupilas
Tocando por debajo de mi piel
Amas también a todas las mujeres que soy
A las que estuvieron antes de mi
Y todas las latentes posibilidades de lo que soy.
Por eso me llamas Teresa, Consuelo, Matilda.
Porque incluso tu descubes en mis ojos y en mi piel
A las mujeres que te amaron y a las que aun deseas.
Perturba tu conciencia y pronuncias mi nombre
Para asirte a lo único que en ese momento,
Ambos conocemos como cierto: mi nombre.
Tres horas al dia.
Pensarte tres horas al dia es una buena medida
es apenas el tiempo necesario para jugar con mi lengua en la barbilla
que procede de tu boca, que antecede a tu cuello.
Ciento ochenta minutos me alcanzan perfectamente
para enloquecerme por ti y no volverme loco.
Medida exacta que permite no olvidar
los lunares que has dejado como migas
en el sendero de tu cuerpo.
Distribuyo el tiempo tuyo a lo largo del dia
quiero decir que
te pienso un ojo en la mañana
una mano a medio dia
por la tarde una rodilla.
Porque sé
que si no midiese el tiempo
que tu paseas por mi cabeza
con exacta precisión;
entonces
podria pasarme los dias
recorriendote de orilla a orilla
y por las noches
me perderia imaginando
el sonido de tu pelo
enredado entre mis dedos.
Por eso y nada mas por eso
tres horas te pienso.
JD