viernes, 16 de agosto de 2013

Camaleónica


Creo firmemente que tengo algo de camaleón.
He podido ser o no ser; (parecer) con la finalidad de sobrevivir en distintos ecosistemas y sociedades.
Lo mas complicado de mi es que no tengo complicaciones.
Tomo las cosas como vienen, disfruto lo bueno de la vida, no creo en las eternidades y si me llega una tormenta, tomo aire y salgo a flote. El camuflaje me asegura la sobrevivencia y siendo este en mi, un rasgo instintivo y natural pocas veces es perceptible.
Sin embargo, al final, la veta camaleónica es una defensa, un deseo de pasar desapercibida, una reacción natural a un miedo latente ….
…. Entiendo claramente cuando su voz dice “eres distinta después de que pasas un tiempo a solas” pero no puedo explicarle, no hay palabras para decirle que el camaleón cuando esta seguro simplemente se queda quieto…
Lo bueno de ser camaleónica es que me permite ampliar las posibilidades para ver la vida desde distintos ángulos, que todo sigue sorprendiéndome, que puedo conocerme a mi misma desde distintas orillas y que puedo amar en distintos colores…
JD

lunes, 5 de agosto de 2013

Círculos queriendo ser cuadrados


Somos círculos queriendo ser cuadrados…


Por eso la vida circular parece interesante, temible, atrevida, diferente..

Negamos la naturaleza, los ciclos, las subidas y bajadas, nacer, morir, florecer, dejarse ir… lo queremos así… como está… sin que se mueva… sin que sea modificado…

Tenemos las cajitas perfectamente acomodadas para que quepan en el closet, donde no las vea nadie, tenemos estructuras para todo…Aquí apretaditos caben todos los sentimientos, todas las actitudes, todos los anhelos…

Entonces a mi se me ocurre quitarme los zapatos y sentir el pasto y me salgo del cajón en el que se espera que me quede, se me antoja tomar vino un lunes, se me antoja decir, hacer, se me antoja ser círculo en un mundo cuadrado…

Por eso no funciono…

Por eso yo no alcanzo a entenderle, porque para mi todo es un ciclo, y se supone que todo tiene vértices…

JD

 

Regando la tristeza



Me descubrí mirándole las nalgas. Seguí observando. No la pensaba desnuda, es cierto, lo repetí en mi mente para apaciguarme. Solo le miraba las nalgas, trate de descubrir la silueta, la caída de la espalda, la curvatura donde inicia el muslo, todo ello bajo el pantalón holgado


Delgada, es delgada. Yo desvió la mirada, no quiero que me sorprenda como me sorprendí yo: mirándole las nalgas.

No la deseo, no le he mirado ni la boca. Me parece demasiado triste, creo que si la besara las lágrimas me saldrían a borbotones, lloraría por ella, días, noches, lágrimas gordas indoloras, lo haría por su tristeza. Pienso que tal vez eso la pone más triste. Estúpida situación la de ir uno regando su tristeza. Tirándola así nomás por donde uno pasa. Por eso no la deseo, por eso no la besaría. Ahora que lo pienso, eso es una grosería, es un atentado. Ya está el mundo bastante triste como para que las mujeres lo estén aún más y peor que eso, que caminen y tiren la tristeza sin darse cuenta.

Así me despedí de ella.

Triste.

No tanto como si la hubiese besado, ni suicida como si la hubiese deseado. Sólo triste y sólo por mirarla. Nada me duele, sólo estoy triste por ella, de ella.

Le dije adiós.

Rápidamente caminé a mi casa. Cerré la puerta y me quedé en silencio, tan callada como sus ojos. A medida que se me va su imagen se me va lo triste. Mañana quizá ya la haya olvidado y me sienta mejor.
JD