Al final la soledad me acompaña. Este silencio interno permanece.
Detrás del movimiento, sobre mis recuerdos, debajo de su boca, después de las voces.
Todo se queda en silencio.
Desaparezco.
El abismo se hace mas profundo y voy haciéndome pequeña y al mismo tiempo ilimitada, incorpórea, volátil.
Una voz me llama desde el mundo para decirme que hace frío, que es hora de salir, que el día ha sido complicado, que le gusta estar entre mis brazos. Sonrío desde el fondo del abismo, regreso y me hago presente en el mundo de los ruidos.
Por la noche, desnuda, cuando la luna llena la habitación, la soledad se mete en mi cama, le miro a los ojos y aunque me sabe infiel, me sonríe perdonándome mis desvíos, sabe que sólo ella es capaz de darme la seguridad de saberme libre. No tiene celos de tus ojos, de tu espalda que se acerca a mi cuerpo, de la forma en la que te beso la cara o te acaricio el cabello… Lo único que no le gusta, es la manera esa, en la que tomas mi mano en la madrugada y yo, desde el abismo del silencio enredo mis dedos en los tuyos sin darme cuenta.
JD
1 comentario:
"...uno siempre sale a la vida para disfrutar aun mas de la soledad"
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