Llegamos a la otra vez ciudad nueva, en medio de una lluvia torrencial.
Si en las bodas eso es de buena suerte ¿Será que también lo es para las mudanzas?
Finalmente tenemos guarida… nos rentaron una casa y ahora ya tenemos comedor, un sillón que nos gusta (mas a Samir), una cama enorme, estufa, un refrigerador (articulo del que prescindimos por años), vino tinto, un buen cenicero, cinco plantas y los libros ya están acomodaditos en su lugar. Mario necesitará cambio de pecera, pero esa es otra historia.
Tenia algun tiempo de vivir en un hotel, y en otro, y en otro, cosa que no es tan agradable como se puede pensar, finalmente llegué a mi nueva casa, se que no es la última, pero se que estar aquí, es un paso firme. No pensé, no sentí, no miré atrás, la vida sigue y con esa idea en la cabeza me di a la tarea de hacer de estas paredes un hogar: compré telas y plantas y dos copas de vino (quizá llegue una visita), acomodé mis libros, mi ropa y cansada y llorosa me fui a recorrer la ciudad con Samir. ¿A que se le llora cuando ya no hay nada que llorar? ¿Se le llora al vacío? ¿Se le llora a los fantasmas? Yo creo que le lloré a todo eso, incluido el miedo y la pieza del rompecabezas que no encontraré jamás, le lloré a la certeza que no quería tener, le lloré, te lloré y me lloré, nos lloré… y entonces, milagrosamente empecé a tener peso en mis zapatos y cada paso me fue mas fácil, mas firme, mas verdadero..
Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
JD
1 comentario:
Y cada paso que das tiene mas fuerza, eres grande, cada dia lo eres mas y mas!!! tu, samir y mario (tu familia) son un honor y un placer...
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