Entre un centenar de personas unos ojos buscan otros ojos y cuando hacen contacto, las otras noventa y nueve personas desaparecen.
En el cine una cabeza busca un hombro y durante ese segundo tiene la certeza de que no hay mejor lugar en el mundo.
Una mano dormida, busca a otra mano dormida aunque las dos duerman su propio sueño.
Un gesto, una mueca, un ademán, característico y único en el otro, se convierten en el detonante automático de una sonrisa propia.
El mejor tratamiento y la mejor medicina, es saber que su mano, sus ojos y su silencio te acompañan mientras tu dormitas.
Una noche de navidad o un cumpleaños no existen sin un abrazo y una voz en específico.
Unos dedos que se enredan en el cabello, son el mejor somnifero para la noche de los miedos.
...si el amor se acaba, o cambia, o se cansa, no importa, porque existes en el instante en el que tu orgasmo se derrama sobre mi vientre y son mis brazos los que te regresan a la superficie de la vida...
JD
1 comentario:
Me gusta mucho el final, salu2.
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