sábado, 2 de julio de 2011

AMIGAS




Tenia quince años y tenia una amiga. Fue la persona mas constante en mi vida. Fuimos amigas. Nos queríamos por la simple razón de existir y porque ambas éramos extrañas y nadie más nos aguantaba. Hacíamos cosas simples y como todas las quinceañeras pensábamos que eran importantes. Leíamos poesía y escuchábamos música, íbamos a bailar y veíamos películas. Nos contábamos los planes y las dudas. Resolvíamos problemas de matemáticas y problemas de amor, nos acompañamos un tramo en el camino de la vida. Después crecimos y cada quien tomó su rumbo, sin embargo aun recuerdo aquellos días con un buen sabor de boca. Hoy, que ya no tengo quince años y que mis problemas a resolver van más allá de una ecuación matemática, se que las amigas son imprescindibles. Yo no tengo muchas, pero las que tengo valen por mil, son mis compañeras de lucha, mi apoyo constante, los referentes femeninos que me impulsan a seguir. Mis amigas son simples, no han ganado premios internacionales, ni son famosas, ni millonarias, pero son únicas, son fuertes, son inteligentes y bellas en mas de algún sentido, pero sobre todo son parte de mi tribu, comparten conmigo la marca de la hembra. Mis amigas no son buenas, ni malas, mis amigas son. Y se enfrentan con la misma fuerza a domar su cabello a las 8 de la mañana que a las pataletas de un niño de 3 años que no quiere ponerse los zapatos. Tienen la paciencia para escuchar las historias de siempre y la impaciencia de levantar el teléfono e invitar al amor a su casa. Se sienten igual de bellas en un vestido de noche que en la pijama un domingo a las 10 de la mañana y pueden hacer que una lonchera se convierta en el cofre de un pirata y que una llamada a kilómetros de distancia se convierta en el abrazo mas fuerte. Mis amigas rien, lloran, se caen y se levantan, son mujeres de carne y hueso que sienten desde y con el vientre, la cabeza y el corazón. No siempre estamos de acuerdo, pero siempre estamos, nos tendemos una mano, un par de zapatos y un consejo. Mis amigas no juzgan, no indagan, no exigen. Mis amigas se enfrentan con los dos pies a la vida y con las dos manos al amor. Hoy brindo por ellas, por las mujeres que me acompañan, por quienes me saben y me quieren, por el respeto mutuo, por la risa compartida, pero sobretodo por el privilegio que tengo de ser su amiga.
JD

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