Es agravio tocar a Violeta.
Tender un puente. Comunicarse.
Valdria más cerrar los ojos, quedarse con las ganas.
No construir un camino de ida y vuelta, de una a otra orilla, de su piel a la mia, de sus ojos a mis ganas.
Tender un puente es saberse el camino de regreso.
Y al amor... debe caminarse como ciego: sin salvedades.
Irse agarrando temeroso es un acto de corbardes.
Por eso tocar a Violeta es un acto mordaz, un acto suicida, pero es esa, la única manera de amarla, de amarse.
Sólo asi es posible tocar en realidad sus ganas, es decir, la otra orilla.
JD
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