jueves, 27 de noviembre de 2008

Soñe que comía mandarinas.


Generalmente no duermo mucho, mis encuentros con Morfeo son pocos y efímeros. Por eso me gusta cuando sueño, cuando sueño-me. Ayer soñé que comía mandarinas.
Todo era verde, el pasto humedo de la mañana, yo sentada bajo el árbol, bajo su sombra. Las mandarinas colgaban de sus ramas y yo elegí una, quiza ella me escogió a mi. La tomé entre mis manos, sentí su piel, suave, firme, rugosa a veces. Olí mis manos. Encontré bajo la cáscara los gajos dulces, apetitosos, los fui separando uno a uno y los comí, placidamente. Que delicia sentir las pequeñas bolsitas de jugo romperse entre mis dientes, entre mis labios. Agua fresca, agua dulce, natural.
Desperté radiante, con la panza llena y las manos aun olorosas a mandarina.
Casi sin ganas de salir de la cama, de mi cama verde, busqué mandarinas, pero solo estaba yo.
JD

5 comentarios:

Reneé dijo...

El placer de las mandarinas, cada invierno el arbol de mi oficina da centenares de mandarinas y eso hace que toda la oficina huela a mandarina, y todos mis compañer@s como niñ@s chitquitos se disputan los frutos de este arbol...finalmente todos al final del día olemos a lo mismo, sumo de mandarina....que rico perfume.

Reneé dijo...

Por cierto, justo ahora, me estoy comiendo una mandarina...

JD dijo...

Me regalas una? Quiza podria volver a soñar que me la como.
JD

RV dijo...

orale esta muy chido esto ehh

me gustaria poder escribir asi

pero creo que soy demaciado

como dicen mm coloquial

sin tanta poesia jejeje

no se si es bueno o malo pero bueno

asi escribo que mas da algun dia

mejorare...

Anónimo dijo...

Si... Hay sueños húmedos y aromáticos que persisten aún cuando se vuelve a estar de ojos abiertos... La imagen me gustó...