Enamorada, espero.
Erotizada, siento.
Suicida, busco.
He tocado tu piel y
fetichista me aferro a su recuerdo.
A su textura. A su
olor. A su temperatura.
A tu piel, no a ti,
porque tú, Lucía, estás en otro lado.
Tú no te quedas, (ni en la memoria) no sabes hacerlo.
Y yo practico con tu
constructo, el desapego.
Abro mis labios si
apareces, abro mis brazos si quieres irte, abro las piernas para recibirte,
abro las manos para despedirte.
Así: abierta siempre,
para que fluyas en mi vida, en mi cuerpo, en mi emoción.
Desapegada.
Con tu piel es otra
cosa… Esa la llevo en mis huellas dactilares, en mi memoria olfativa, en el
nervio óptico.
Tu piel, que es,
(después de todo), la balsa, en el rio que tú eres y el náufrago que yo soy.
JD