Camino toda la ciudad para encontrarte,
recorro mis prejuicios, uno a uno para acercarme a tu piel, me escondo los
miedos en las corvas y extiendo los dedos para tocarte.
Lucia, tengo miedo de no poder detenerme.
Estar
así, desnuda… contigo… convertirnos en esta mezcla atómica que pronto explotará
y nos llevará al caos, tomarnos de la mano y contar:
uno, dos, tres y brincar,
al abismo, al encuentro, a la incertidumbre, al orgasmo…
Unidas las bocas desaparecemos, somos: lo que
no tiene bordes, membranas, ojos.
Lo que no tiene afuera, vida, horarios, botas
para la lluvia, citas médicas, filas por hacer en el banco.
Que poco parece todo después de ese instante, después de la sonrisa placida de habernos encontrado.
La desolación tiene entonces un nombre: Lucia
Y yo, inicio atrás de tus pasos, el adictivo ciclo
del deseo…
JD