Lucia, yo te quiero. Todavía no se para qué, pero
de que te quiero, te quiero.
No voy a jurártelo, a ti no te importa, a mí no
me gana nada.
Te llevo todo el día Lucia, pienso en ti desde
las manos hasta el centro de mis piernas, bebo vino, me masturbo con tu nombre,
tomo fotografías de los lugares por los que ando, para enviártelas y hacerte
saber que no estabas ahí, como si no lo supieras.
Amamos la
imposibilidad, la tensión de la premura, el agotamiento de la distancia.
Te quiero Lucia, porque me reflejo en tus ojos,
porque me pones nerviosa, porque me acercas a mi propia orilla, porque me
envalentono con tu idea y me lanzo a la calle buscándote en cada esquina, en
cada zapato, en todos los cafés y todos los bares.
Pero tengo miedo Lucia, me asusta la idea de
que un día, tenga tantas ganas de quererte y lo aviente todo para alcanzarte.
Tengo miedo de que una tarde me esperes y yo te
encuentre.
JD