Hace muchos en años, en alguna clase que tomé,
se nos hablaba de la lista de felicidad. El expositor nos invitaba a pensar en
las cosas que nos “hacían” felices y agenda una de ellas una vez por semana.
De esta manera nos aseguraríamos de que al menos una vez cada siete días,
tendríamos un rush de felicidad asegurado. Sin duda mi lista de la felicidad ha
cambiado a lo largo de los años, pero me he dado cuenta de que no sólo hay
constantes, sino que la mayoría de ellas son cosas tan simples, que no sería
necesario agendarlas, pues la cotidianidad misma nos da la oportunidad de disfrutarlas si nos detenemos un momento y
somos conscientes de ello. Los pequeños placeres, no sólo nos hacen felices,
sino que nos revelan el lado suave y dulce de la vida. Nos alientan y nos dan
un respiro para poder seguir adelante. Les comparto algunos de mis pequeños
placeres, con el deseo de que les den ideas, para encontrar los suyos:
- Levantarme tarde y leer en la cama acompañada de un buen café
- Compartir un silencio
- Ese momento en el que me veo en el espejo, me gusta lo que veo y me lanzo un beso, por puro autoamor.
- Reír a carcajadas
- Leer la primera página de un libro
- Ser escuchada sin interrupciones ni juicios
- Los halagos, dados y recibidos
- Presenciar un beso de amor en la calle
- Cantar a todo pulmón mientras voy manejando
- Darme un baño sin prisa
- Planear una sorpresa o un regalo especial
- La primera fumada después del sexo
- Tener un detalle con alguien y que sea valorado
- Que alguien sonría cuando me voy acercando
- Estar con mis amigas
- Leer cartas o ver fotos viejas
- Bailar
- Hablar con alguien que me hace reír, pensar o disfrutar, solo por regalarme su tiempo.
- Sentir la arena en los pies
- Tener un secreto
- El primer trago de una cerveza fría, un viernes después del trabajo
- La combinación de vino, un buen cigarro y un buen libro o interlocutor.
- Un abrazo de mi madre
- Recibir un masaje
- Que alguien tenga la confianza de contarme algo muy privado
- Cocinar
- Los abrazos de mi perro
JD