martes, 21 de mayo de 2013

El Examen


Me hicieron un examen.

Mis jefes querían hurgar en mi cabeza, querían saber cosas de mi personalidad, de mi comportamiento, de mis figuras de autoridad y la manera en la que afronto los problemas, conocer si soy una buena líder, si puedo trabajar en equipo, si estoy comprometida con la causa y con el trabajo.

Los resultados fueron contundentes.

En doce hojas impresas me resumieron, me asignaron el color verde, aunque también dijeron que soy roja. Calificaron en una escala del uno al diez mi motivación, mi sentido de urgencia, mi visión al futuro, mi capacidad de escucha y mi consistencia. Hicieron con mis respuestas muchas tablitas, graficas y aseveraciones como esta:
Ella es sociable y disfruta de la diversidad de rasgos y características que poseen las personas. Ella consigue lo que se propone a través del trabajo duro y constante. Ella usa la lógica para tomar decisiones. Justine tiende a tomar decisiones basándose en experiencias pasadas. Ella necesita reunir la información y los datos de una manera lógica y sistemática. La lógica es muy importante cuando alguien trata de persuadirla. Ella pone más atención a los argumentos lógicos que a los aspectos emocionales. Ella trata de mantener un juicio equilibrado y objetivo. Es la persona que proporciona estabilidad al grupo.”

Tomé mis hojas de resultados y las leí con calma.
Me pareció interesante, que una serie de preguntas sea la base para que alguien mas te clasifique como en un archivero de tarjetas y te defina así, en colores y numeritos. Ni yo misma puedo definirme a mi misma. Yo a veces soy verde, pero también roja y morada y rosa y a veces me pongo tan azulada que cualquier blues me hace llorar como una Magdalena, a veces soy un numero siete y otras veces mejor soy un signo de interrogación o el símbolo del infinito…

Entonces escuché su pregunta: -¿Este es tu manual de instrucciones?

-No tengo uno- contesté (pensando si necesitaba yo tener un manual de instrucciones, si tengo un fin, un funcionamiento, como una estufa, un avioncito de control remoto o un aparato electrónico. ¿Instrucciones para armarme, para desarmarme, para amarme?)

-¿Podría leerlo?-

Claro - contesté- pero quizá seria mas entretenido invitarme un café, preguntarme si me gusta leer poesía o ver la telenovela de las nueve de la noche, tal vez, hasta podrías interesarte en conocerme mas allá, en pijama por ejemplo o podríamos ir a caminar sin rumbo y conocernos… porque quiero pensar que soy mas que doce hojas con márgenes perfectos y quiero pensar que tu también…

JD

martes, 7 de mayo de 2013

Sueño de amor


Un sueño de amor en la cabeza es sólo eso… un sueño
que dicho sea de paso, sucede de manera distinta en cada cabeza.
Yo soy más práctica y prefiero las historias de amor a los sueños de amor.
Una historia me remite a tejidos, a cosas unidas, a enlaces, nudos, intercambios…

Prefiero caminar sobre la tierra aunque sea cansado, después de todo,
las nubes son bonitas pero no se puede andar sobre ellas.

Prefiero la verdad aunque no me guste.

Prefiero mi guerra a los juegos de niños.

Prefiero porque amo y me amo, tomar la distancia necesaria
antes de que alguien intente ofenderme con una invitación a jugar a la ruleta rusa de emociones.

Prefiero decir no puedo, me duele, no se, no entiendo, no quiero, no me gusta…
al silencio victimizante, el grito agresivo o el lloriqueo chantajista.

Prefiero quedarme callada a decir cosas sin sentido.

Prefiero un completo imperfecto a un pedacito muy agradable.

Prefiero decirte esta soy yo, tengo varias texturas, tómame completa o mejor no ..


JD



La literatura en serio





Como sufro y me aburro resulto bastante divertida,

a veces represento situaciones,

la mujer comprensiva, el hombre triste;

como no tengo sentido de la oportunidad,

puedo interrumpir la mejor escena de amor,

y para que nadie dude de mi inteligencia,

me ocupo de problemas casi ridículos.

Rodeada de gente que espera cosas de la vida

o practica la tragedia,

mis explosiones de júbilo son bastante frecuentes,

y como me regalo horizontes, cucharas que vacían mi corazón,

casi siempre estoy triste,

por eso mi alegría es digna de verse.

Juana Bignozzi