Me hicieron un examen.
Mis jefes querían hurgar en mi cabeza, querían saber cosas de mi personalidad, de mi comportamiento, de mis figuras de autoridad y la manera en la que afronto los problemas, conocer si soy una buena líder, si puedo trabajar en equipo, si estoy comprometida con la causa y con el trabajo.
Los resultados fueron contundentes.
En doce hojas impresas me resumieron, me asignaron el color verde, aunque también dijeron que soy roja. Calificaron en una escala del uno al diez mi motivación, mi sentido de urgencia, mi visión al futuro, mi capacidad de escucha y mi consistencia. Hicieron con mis respuestas muchas tablitas, graficas y aseveraciones como esta:
“Ella es sociable y disfruta de la diversidad de rasgos y características que poseen las personas. Ella consigue lo que se propone a través del trabajo duro y constante. Ella usa la lógica para tomar decisiones. Justine tiende a tomar decisiones basándose en experiencias pasadas. Ella necesita reunir la información y los datos de una manera lógica y sistemática. La lógica es muy importante cuando alguien trata de persuadirla. Ella pone más atención a los argumentos lógicos que a los aspectos emocionales. Ella trata de mantener un juicio equilibrado y objetivo. Es la persona que proporciona estabilidad al grupo.”
“Ella es sociable y disfruta de la diversidad de rasgos y características que poseen las personas. Ella consigue lo que se propone a través del trabajo duro y constante. Ella usa la lógica para tomar decisiones. Justine tiende a tomar decisiones basándose en experiencias pasadas. Ella necesita reunir la información y los datos de una manera lógica y sistemática. La lógica es muy importante cuando alguien trata de persuadirla. Ella pone más atención a los argumentos lógicos que a los aspectos emocionales. Ella trata de mantener un juicio equilibrado y objetivo. Es la persona que proporciona estabilidad al grupo.”
Tomé mis hojas de resultados y las leí con calma.
Me pareció interesante, que una serie de preguntas sea la base para que alguien mas te clasifique como en un archivero de tarjetas y te defina así, en colores y numeritos. Ni yo misma puedo definirme a mi misma. Yo a veces soy verde, pero también roja y morada y rosa y a veces me pongo tan azulada que cualquier blues me hace llorar como una Magdalena, a veces soy un numero siete y otras veces mejor soy un signo de interrogación o el símbolo del infinito…
Entonces escuché su pregunta: -¿Este es tu manual de instrucciones?
-No tengo uno- contesté (pensando si necesitaba yo tener un manual de instrucciones, si tengo un fin, un funcionamiento, como una estufa, un avioncito de control remoto o un aparato electrónico. ¿Instrucciones para armarme, para desarmarme, para amarme?)
-¿Podría leerlo?-
Claro - contesté- pero quizá seria mas entretenido invitarme un café, preguntarme si me gusta leer poesía o ver la telenovela de las nueve de la noche, tal vez, hasta podrías interesarte en conocerme mas allá, en pijama por ejemplo o podríamos ir a caminar sin rumbo y conocernos… porque quiero pensar que soy mas que doce hojas con márgenes perfectos y quiero pensar que tu también…
JD