Muchas veces me han preguntado y me he preguntado si cambiaria algo de lo sucedido en mi pasado. En primer lugar es imposible, como dice la canción “ya lo pasado, pasado” pero suponiendo que eso fuese posible, mi tajante respuesta sería NO. ¿Para qué? ¿Para retener algo o alguien un poco más, para evitarme un descalabro, para aligerarme la culpa? NO. Regreso al punto inicial, a estas alturas de mi partido realmente no puedo hacer nada, quizá solo aprender y tratar de no repetir aquello que lastima, ya sea a mi misma o a otros.
Si volteo para atrás en realidad creo que todo es rescatable, es cierto que algunas cosas no me han gustado mucho, que me han sacado lagrimas o dolores de cabeza, que he lastimado y me han lastimado, pero aún así, aunque a veces haya sentido que no puedo seguir mas, siempre sigo caminando, no sé cómo, ni que fuerza me impulsa, pero aquí sigo y espero seguir por mucho tiempo más. Así que “yo no cambio nada”, finalmente soy el resultado de hieles y mieles mezcladas en estos casi treinta años. Recuerdo cuando le decía a mi amiga de la preparatoria una frase de Robert Frost que tomé por años como slogan: “Puedo resumir en tres palabras todo lo que he aprendido sobre la vida: SIGUE SU CURSO”. Nunca le pregunté qué pensaba de eso, tampoco sé porque me gustaba tanto la frase, solo sé que esa idea de continuidad me agradaba. Quizá en ese momento mi crisis existencial giraba alrededor del examen de química y pensaba que aun cuando reprobara la materia eso no me llevaría directamente a la muerte.
Ahora a varios años de distancia sé que es cierto, la vida sigue su curso, no se detiene y uno tiene que tratar de seguirle el paso por instinto de supervivencia. Y sé que eso a veces se nos ocasiona corretizas en las que perdemos el control, la mesura, el sentido común, pero también hay otros tramos en los que obtenemos mágicamente fuerzas, aptitudes, lecciones inolvidables. Así que reitero, “yo no cambio nada” ni cuando me hice o me hicieron sufrir, porque eso sería también eliminar cuando me hicieron dichosa o cuando yo hice dichoso a alguien. Finalmente como una amiga dice, hay cosas que suceden sin aparente explicación y ahí nos vamos viviendo la vida sin pensar mas allá de la cena de esta noche y después la digestión es tan pesada que nos dura años el dolor de panza, pero al recordar el sabor del platillo, al menos por un segundo se detiene la gastritis.
Yo no cambio nada ¿ y tú?
JD
Si volteo para atrás en realidad creo que todo es rescatable, es cierto que algunas cosas no me han gustado mucho, que me han sacado lagrimas o dolores de cabeza, que he lastimado y me han lastimado, pero aún así, aunque a veces haya sentido que no puedo seguir mas, siempre sigo caminando, no sé cómo, ni que fuerza me impulsa, pero aquí sigo y espero seguir por mucho tiempo más. Así que “yo no cambio nada”, finalmente soy el resultado de hieles y mieles mezcladas en estos casi treinta años. Recuerdo cuando le decía a mi amiga de la preparatoria una frase de Robert Frost que tomé por años como slogan: “Puedo resumir en tres palabras todo lo que he aprendido sobre la vida: SIGUE SU CURSO”. Nunca le pregunté qué pensaba de eso, tampoco sé porque me gustaba tanto la frase, solo sé que esa idea de continuidad me agradaba. Quizá en ese momento mi crisis existencial giraba alrededor del examen de química y pensaba que aun cuando reprobara la materia eso no me llevaría directamente a la muerte.
Ahora a varios años de distancia sé que es cierto, la vida sigue su curso, no se detiene y uno tiene que tratar de seguirle el paso por instinto de supervivencia. Y sé que eso a veces se nos ocasiona corretizas en las que perdemos el control, la mesura, el sentido común, pero también hay otros tramos en los que obtenemos mágicamente fuerzas, aptitudes, lecciones inolvidables. Así que reitero, “yo no cambio nada” ni cuando me hice o me hicieron sufrir, porque eso sería también eliminar cuando me hicieron dichosa o cuando yo hice dichoso a alguien. Finalmente como una amiga dice, hay cosas que suceden sin aparente explicación y ahí nos vamos viviendo la vida sin pensar mas allá de la cena de esta noche y después la digestión es tan pesada que nos dura años el dolor de panza, pero al recordar el sabor del platillo, al menos por un segundo se detiene la gastritis.
Yo no cambio nada ¿ y tú?
JD